Ciudad de México.
Sin prisa pero sin pausa. Así escapó “El Chapo” de la cárcel de máxima seguridad El Altiplano. Péritos han calculado que el narcotraficante tardó doce minutos en recorrer el túnel a bordo de una motocicleta adaptada sobre rieles, según revelaron fuentes de la investigación a El Universal.
El vehículo podía viajar a cuatro kilómetros por hora, una velocidad muy modesta pero suficiente para burlar a la seguridad del penal que tardó 18 minutos en activar el código rojo, según la versión oficial facilitada por el secretario de Gobiernación, Miguel Ángel Osorio Chang. Guzmán, por lo tanto, ya se encontraba en la caseta a medio construir que ocultaba el final del pasadizo subterráneo.
Decisiones dudosas
Las mismas fuentes señalaron que las investigaciones se centran actualmente en determinar quien fue el responsable de autorizar las obras que amortiguaron los trabajos de perforación del túnel. También trascendió que alguien autorizó, en enero, a que “El Chapo” se cambiara el brazalete por uno más flexible y, por lo tanto, más fácil de romper.
En este sentido, los dos principales sospechosos serían el director del penal federal, Valentín Cárdenas Lerma, y el comisionado del órgano administrativo de Prevención y Readaptación Social, Juan Ignacio Hernández. Ambos fueron cesados apenas unos días después de la fuga. Sin embargo, ninguno ha sido detenido.
Otro detalle revelado que da una idea de la corrupción en el sistema penitenciario mexicano es que Cárdenas Lerma fue designado director de El Altiplano tras la destitución, en 2013, de Marisa Quintanilla de la Garza. La funcionaría habría permitido la celebración de una fiesta supuestamente patrocinada por el líder de los Zetas, Omar Treviño, muy cerca del penal. En la misma, según afirma Excelsior, se lanzaron vivas al narco encarcelado e incluso se proyectó su apodo, Z-40, con luces láser.
Sin prisa pero sin pausa. Así escapó “El Chapo” de la cárcel de máxima seguridad El Altiplano. Péritos han calculado que el narcotraficante tardó doce minutos en recorrer el túnel a bordo de una motocicleta adaptada sobre rieles, según revelaron fuentes de la investigación a El Universal.
El vehículo podía viajar a cuatro kilómetros por hora, una velocidad muy modesta pero suficiente para burlar a la seguridad del penal que tardó 18 minutos en activar el código rojo, según la versión oficial facilitada por el secretario de Gobiernación, Miguel Ángel Osorio Chang. Guzmán, por lo tanto, ya se encontraba en la caseta a medio construir que ocultaba el final del pasadizo subterráneo.
Decisiones dudosas
Las mismas fuentes señalaron que las investigaciones se centran actualmente en determinar quien fue el responsable de autorizar las obras que amortiguaron los trabajos de perforación del túnel. También trascendió que alguien autorizó, en enero, a que “El Chapo” se cambiara el brazalete por uno más flexible y, por lo tanto, más fácil de romper.
En este sentido, los dos principales sospechosos serían el director del penal federal, Valentín Cárdenas Lerma, y el comisionado del órgano administrativo de Prevención y Readaptación Social, Juan Ignacio Hernández. Ambos fueron cesados apenas unos días después de la fuga. Sin embargo, ninguno ha sido detenido.
Otro detalle revelado que da una idea de la corrupción en el sistema penitenciario mexicano es que Cárdenas Lerma fue designado director de El Altiplano tras la destitución, en 2013, de Marisa Quintanilla de la Garza. La funcionaría habría permitido la celebración de una fiesta supuestamente patrocinada por el líder de los Zetas, Omar Treviño, muy cerca del penal. En la misma, según afirma Excelsior, se lanzaron vivas al narco encarcelado e incluso se proyectó su apodo, Z-40, con luces láser.
