Fuerzas de seguridad mexicanas disolvieron una caravana de 2,000 migrantes, entre centroamericanos, caribeños y africanos, que partió de Tapachula, en el sur de México, y buscaba llegar a la capital del país para exigir apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Se trata del primer movimiento masivo de viajeros indocumentados desde que el Gobierno mexicano desplegó en junio un gran operativo de seguridad para contenerlos, a pedido de Estados Unidos, y después de que otras caravanas atravesaron el país en meses anteriores.
Agentes de la Guardia Nacional y la Policía Federal se apostaron sobre la carretera costera del estado de Chiapas, unos 9 km antes de llegar a la ciudad de Huixtla, para contener el paso de hombres, mujeres y niños procedentes de Honduras, El Salvador, Cuba, Haití y países africanos, dijo Irineo Mújica, de la organización Pueblo Sin Fronteras.
Vea: Autoridades mexicanas disuelven caravana de 2,000 migrantes
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La caravana se concentró desde la noche del jueves en el parque central Miguel Hidalgo. Partió a las 5:00 am, a pie y por carretera, y apenas logró recorrer unos 36 kilómetros. Los migrantes habían permanecido varados en Tapachula a la espera de algún tipo de salvoconducto -que las autoridades les negaron desde un inicio- para cruzar territorio mexicano e intentar pasar a Estados Unidos.
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La caravana apenas había caminado 36 kilómetros cuando los sorprendió un aguacero, por lo que algunos viajeros, agotados por la caminata y la lluvia, se entregaron y fueron subidos a autobuses para ser trasladados de regreso a Tapachula. “La caravana fue desmantelada”, afirmó Mújica. El contingente había salido al amanecer desde el parque central de Tapachula y tras pasar por la capital del país planeaba dirigirse a Tijuana, fronteriza con Estados Unidos.
El activista Luis García Villagrán, uno de los organizadores, y parte del grupo de migrantes, dijo que seguirán buscando dialogar con López Obrador para pedirle soluciones para miles de personas que llevan meses varadas en la frontera sur, debido a la estrategia de seguridad de su Gobierno.
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Intento fallido. Concebidas años atrás como actos simbólicos de protesta, con manifestantes marchando por tramos del territorio mexicano para llamar la atención sobre los peligros que padecían los indocumentados, las caravanas se tornaron una realidad el año pasado.
Entre marzo y abril de 2018, unos 1,200 indocumentados realizaron el primero de estos recorridos, con más de un centenar de ellos alcanzando su meta en Estados Unidos.
Pero el 19 de octubre de 2018, el fenómeno explotó. Unos 3,000 centroamericanos rompieron el cerco fronterizo entre Guatemala y México, decididos a llegar hasta EEUU. El grupo aumentó a unas 7,000 personas, luego de que miles más que ya estaban en suelo mexicano se les unieron, iniciando el primero de los varios éxodos que atravesaron el país, principalmente a pie.