Francia y el Reino Unido conmemoraron este viernes con solemnidad el centenario de la batalla más sangrienta de la Primera Guerra Mundial, la batalla del Somme, una ceremonia en la que se inmiscuyó el Brexit.
Aunque la reina Isabel II estaba ausente, acudieron por lado británico su hijo el príncipe Carlos, los príncipes Enrique y Guillermo y el primer ministro dimisionario David Cameron. Del lado alemán estaba presente el expresidente Horst Koehler, y del lado irlandés, el presidente Michael D. Higgins. Todos ellos fueron acogidos por el presidente François Hollande.
El príncipe William, su esposa Kate y el príncipe Harry representaron a Inglaterra en la conmemoración de la batalla.
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'Estar en la Unión Europea tiene ventajas, y es lo que los británicos empiezan a comprender', en particular 'quienes pudieron estar tentados por el Brexit, están pensando en ello (frenar o revertir la salida de la UE)', dijo Hollande.
El 'infierno' de la guerra
Las conmemoraciones del Somme comenzaron con una ceremonia en el cráter de Ovillers-la-Boiselle, en el norte del país, justo cuando hace cien años, treinta toneladas de explosivos fueron detonados por los ejércitos británico y francés para dinamitar las defensas alemanas. Esta explosión, que dejó un enorme cráter de unos 91 metros de diámetro, aún visible, marcó el inicio de la ofensiva aliada.
El presidente francés Hollande dirigió el tributo para los fallecidos en la carnicería de Somme.
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En el mismo momento, se realizaron dos minutos de silencio en Londres. También se marcó el comienzo de la ofensiva con pitidos de silbato cerca del Parlamento.
La batalla del Somme duró cinco meses, sin que tuviera un efecto decisivo en la resolución de la Gran Guerra.
Más tarde, cerca del memorial de Thiepval, de 45 metros de alto, erigido en 1932 y donde figuran los nombres de los 72.000 soldados del Reino Unido y de Sudáfrica que murieron en la batalla, los mandatarios leyeron textos que recordaron 'el infierno' de la guerra, los gestos de respeto entre tropas enemigas y la reconstrucción de la posguerra.
'La flor de una generación'
El 1 de julio de 1916, inicio de la ofensiva, representa el día más sangriento de la historia británica con 20.000 muertos o desaparecidos - la mayoría durante la primera hora - y 40.000 heridos. Para los británicos el Somme ha quedado grabado en su memoria colectiva, como la batalla de Verdún para los franceses.
'Hemos perdido la flor de una generación (...) en muchos aspectos, ese día fue el más triste de la larga historia de nuestra nación', declaró el jueves por la noche el príncipe Guillermo al comienzo de una velada militar en el memorial de Thiepval.
El expresidente alemán Horst Koehler (2004-2010) visitó más tarde el cementerio militar alemán de Fricourt que acoge las sepulturas de 17.027 soldados alemanes.