Los verdugos no acabaron de encontrarle a Romell Broom la vena apropiada.
El reo colaboró todo lo que pudo: cambiando de postura, flexionando los brazos, abriendo y cerrando los dedos, dejándose apretar una y otra vez las gomas... Pasaban los minutos y la ansiedad crecía en la cámara de la muerte de Ohio.
Al cabo de dos horas de “ejecución” frustrada, Broom se llevó las manos a la cabeza en señal de desesperación.
Finalmente, alguien se atrevió a llamar al gobernador Ted Stickland, que decidió suspender el macabro ritual por razones humanitarias.
Broom, 53, condenado por la violación y muerte de una niña de 14, tiene programada una nueva cita con la muerte.
Se trata en cualquier caso de la primera “doble ejecución” que ocurre en EUA desde 1946, cuando el reo Willie Francis salvó la piel al primer intento por un fallo en la silla eléctrica. Francis alegó que una segunda “ejecución” sería inconstitucional, pero el Tribunal Supremo fue inapelable y sentenció su muerte al cabo de un año.
Lo que sigue es la traducción sintetizada de la declaración presentada por el superviviente de este ajusticiamiento fallido.
“Yo, Romell Broom, preso en el corredor de la muerte de Lucasville, Ohio, fui llevado a mi ejecución por inyección letal el pasado 15 de septiembre. Tras sufrir 18 pinchazos fallidos a lo largo de tres horas, la ejecución fue suspendida.
Ésta es mi declaración jurada:
Mi ejecución estaba prevista para el martes 15 de septiembre de 2009. Los funcionarios de prisiones me llevaron de la Penitenciaría del Estado de Ohio a la Socf el 14 de septiembre de 2009.
Tras mi llegada vino una enfermera al lugar en el que estaba albergado, la celda J-1. La enfermera llegó, encontró dos venas en mi brazo derecho y mi brazo izquierdo, me ató el brazo y tomó nota de lo que había encontrado. Después de que viniera la enfermera, los funcionarios de prisiones estuvieron ofreciéndome líquidos todo el tiempo. Acepté.
El 15 de septiembre de 2009 me desperté, me duché y hablé con mi hermano por teléfono. Cuando estaba en la celda, el funcionario jefe Phillip Kerns me leyó la orden de ejecución. Después entraron dos enfermeros que me dijeron que me tumbase.
Uno de los enfermeros era un hombre blanco y la otra una mujer blanca. Los enfermeros intentaron acceder simultáneamente a las venas de mis brazos.
La enfermera intentó en tres ocasiones acceder a las venas en el centro de mi brazo izquierdo. El enfermero intentó en tres ocasiones acceder a las venas en el centro de mi brazo derecho. Después de esos seis intentos, los enfermeros me dijeron que descansara un poco. Seguí tendido en la cama durante dos minutos y medio, aproximadamente.
Después de la pausa, la enfermera intentó dos veces acceder a las venas de mi brazo izquierdo. Debió de pinchar un músculo porque el dolor me hizo gritar. El enfermero intentó tres veces acceder a las venas de mi brazo derecho. La primera vez, el enfermero consiguió acceder a una vena en mi brazo derecho. Intentó insertar la vía intravenosa, pero la perdió y empezó a correrme la sangre.
La enfermera salió de la habitación.
Los encargados de la ejecución declararon que aquello era difícil para todos y sugirieron hacer otra pausa. Entonces se fue el enfermero.
A esas alturas, estaba muy dolorido... y los pinchazos siguieron hasta que se me hicieron hematomas.
Me veo obligado a recordar constantemente el hecho de que tendré que sufrir la misma tortura que el estado de Ohio me infligió el martes 15 de septiembre de 2009 porque no ha habido ningún cambio en el protocolo de ejecución de Ohio y no ha habido ningún cambio en mis venas”.