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Trump corteja el voto cristiano con la designación de una jueza conservadora

  • 26 septiembre 2020 /

Amy Coney Barrett es una jueza católica conservadora de 48 años; es madre de siete hijos, dos de ellos adoptados en Haití.

Washington.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propuso este sábado a la jueza conservadora Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo en un intento por ganarse el favor de la derecha cristiana, pieza clave de su base electoral de cara a las elecciones de noviembre.

'Hoy es un honor para mí nominar a una de las mentes legales más brillantes y talentosas de nuestra nación para el Tribunal Supremo', dijo Trump en una declaración a la prensa desde la Rosaleda de la Casa Blanca.

El anuncio del mandatario fue recibido con aplausos por parte del centenar de personas que acudieron al acto, entre ellos la familia de Barrett, madre de siete hijos, dos de ellos adoptados en Haití y uno con síndrome de Down.



Trump agradeció a los republicanos, que tienen mayoría en el Senado, su compromiso para garantizar que el proceso de confirmación de Barrett se desarrolle de manera 'justa' y 'oportuna'.

Además, urgió a los demócratas a 'brindar a la jueza Barrett las audiencias respetuosas y dignas que se merece'.

De ser confirmada por el Senado, esta magistrada cubriría la vacante que dejó en el Tribunal Supremo la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el pasado 18 de septiembre y convertida en un icono progresista, así como en un símbolo de la lucha por la igualdad de género.

En declaraciones al público en la Casa Blanca, Barrett prometió que tendrá presente el legado de Ginsburg, a la que alabó por haber roto los 'techos de cristal' impuestos sobre las mujeres y de la que dijo 'ha ganado la admiración de las mujeres de todo el país'.

'Amo los EE.UU. y amo la Constitución de EE.UU. Me siento verdaderamente honrada por la perspectiva de servir en el Tribunal Supremo', afirmó Barrett.

El aborto pasa al centro de la campaña electoral

Sin embargo, Barrett, católica y de 48 años, es la antítesis de Ginsburg sobre todo en lo que se refiere al aborto: la fallecida jueza protegió ese derecho a toda costa, mientras que la nueva magistrada se ha posicionado en varias ocasiones a favor de restringir el acceso a ese procedimiento.

Sin embargo, Barrett nunca ha llegado a decir expresamente si anularía el fallo judicial de 1973 con el que el Tribunal Supremo legalizó el aborto en EE.UU.

En la campaña electoral de 2016, el mandatario consiguió hacerse con la Casa Blanca gracias al apoyo de los votantes blancos de la derecha cristiana, muchos de ellos evangélicos, que al principio se resistieron a respaldarle por su pasado plagado de infidelidades y con dos divorcios.

Sin embargo, la derecha cristiana acabó apoyando a Trump después de que prometiera nombrar a jueces que se opusieran al aborto y fueran favorables al derecho a portar armas.

El mandatario ha cumplido su promesa y, hasta ahora, ha conseguido colocar a dos jueces conservadores en el Tribunal Supremo (Neil Gorsuch y Brett Kavanaug). Además, ha nombrado a más de 200 magistrados para las cortes federales, un número que solo superó el expresidente Jimmy Carter.

Un impacto que podría durar generaciones

Todos los jueces federales pueden servir de por vida, por lo que el impacto de los nombramientos de Trump podría sentirse durante décadas y afectar a generaciones de estadounidenses.

El Tribunal Supremo de EE.UU. está compuesto por nueve jueces con puestos vitalicios y que tienen el poder de cambiar las leyes del país. En concreto, juegan un papel crucial en temas como el aborto, los derechos de los migrantes, la privacidad, la pena de muerte y la tenencia de armas.

La muerte de Ginsburg ha dejado a la corte con tres jueces progresistas y cinco conservadores.

Por tanto, si Barrett consigue llegar al Tribunal Supremo, Trump habría conseguido inclinar definitivamente la balanza a favor de los conservadores, que tienen mayoría en la corte desde 1972.