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Golpe de Estado en Malí: Ejército detiene al presidente Boubacar

  • 18 agosto 2020 /

'No deseo que se derrame más sangre por mantenerme en el poder', dijo Keita tras presentar su dimisión.

Bamako, Malí

El presidente maliense Ibrahim Boubacar Keita, en el poder desde 2013, ha presentado hoy su dimisión y la de todo el gobierno en una declaración transmitida esta noche por la televisión nacional, tras haber sido depuesto por un golpe militar horas antes.

'No deseo que se derrame más sangre por mantenerme en el poder', dijo Keita, que fue presentado en la ORTM1 (televisión oficial) como 'presidente saliente'.

IBK, como se le conoce popularmente, dio a entender que su renuncia se hacía forzado por los militares participantes en el golpe de estado: '¿Tengo acaso otra opción?', se preguntó, tras recordar que 'ciertos elementos de las fuerzas armadas han concluido que esto debía terminar mediante su intervención'.

Por el momento, los golpistas no han emitido ninguna declaración de intenciones ni comunicado alguno para explicar cuáles son sus objetivos.

Tampoco han designado hasta el momento a un líder que asuma la jefatura del estado en este momento crítico, aunque se espera que lo hagan en las próximas horas.

A man uses a red cloth to clean the windscreen of a pick up truck carrying armed masked Malian soldiers as they arrive at Independence Square in Bamako on August 18, 2020. - Rebel troops seized Malian President Ibrahim Boubacar Keita and Prime Minister Boubou Cisse in a dramatic escalation of a months-long crisis on August 18. Neighbouring states in West Africa, along with France, the European Union and the African Union, condemned the sudden mutiny and warned against any unconstitutional change of power in the fragile country. (Photo by STRINGER / AFP)

Escenas festivas compartidas a través de los teléfonos móviles mostraron numerosos ejemplos de celebración espontánea de los hechos, que hacen pensar que los golpistas cuentan por el momento con el apoyo de buena parte de la opinión pública. EFE

Llegar al poder

El golpe parece suponer el final de IBK, como se conoce popularmente al presidente maliense: llegado al poder en 2013, tras los turbulentos meses que siguieron a otro golpe de estado en 2012, este político de 75 años ha ganado dos elecciones consecutivas, la última de ellas en 2018.

Si bien esa elección fue relativamente tranquila, fue el resultado de los comicios legislativos del pasado abril el que encendió la ira popular por las sospechas de fraude.

El gentío que durante semanas de mayo y junio invadió las calles de Bamako protestaba por la corrupción del presidente y su familia, pero también por la creciente inseguridad en el país y por la ausencia del estado en amplias parcelas del territorio nacional dominadas de facto por milicias de obediencia étnica.

Además, el yihadismo no ha dejado de ganar terreno en el país en la era de IBK, convirtiéndolo en uno de los países más peligrosos del Sahel y contagiando además a otros vecinos como Níger, Burkina Faso o Costa de Marfil.

En Mali está estacionada la Minusma, misión de estabilización de la ONU para el norte del país, convertida en una de las más peligrosas del mundo por la cantidad de ataques que sufre.

Todas estas cuestiones plantean una gran cantidad de interrogantes sobre los movimientos inmediatos de los militares amotinados: ¿proyectan nuevas elecciones y dar el poder a los civiles? ¿Quieren replantear la presencia de la ONU en el país? ¿Se encaminan a una línea más dura para afirmar la presencia del estado? ¿Se atreverán a desarmar a las decenas de milicias activas?.