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Un paseo con sabor a cacao en Honduras

  • 07 febrero 2017 /

Excursiones de estudiantes llegan frecuentemente al parque ecoturístico El Ocote, en Villanueva, Cortés.

Villanueva, Cortés

El parque ecoturístico El Ocote, en Villanueva, Cortés, es más que un sitio para refrescarse en verano; es una experiencia con sabor a chocolate desde que se incorporó a la Ruta del Cacao que fomenta el turismo ecológico en el país.

Variados productos a base de cacao se elaboran ahora en este balneario en presencia de los visitantes como parte de la nueva modalidad de atracción turística que incluye, además, un recorrido por senderos encantados y cultivos del llamado “alimento de los dioses”.

Tras un chapuzón en una de sus cinco piscinas, el turista puede adentrarse en el corazón del bosque por diferentes senderos escuchando el trinar de aves escondidas en la floresta, al tiempo que aprende más sobre el valor del cacao y los misterios de este fruto considerado divino por los mayas.

Excursiones de estudiantes llegan frecuentemente al lugar para solazarse en su frescura y a la vez recibir charlas in situ durante el recorrido entre árboles centenarios protectores de una quebrada cristalina que desemboca en las albercas.

Entre las piscinas y el bosque hay dos lagunas artificiales cundidas de tilapias y pequeñas tortugas que son el entretenimiento de los chiquitines en el momento en que son alimentadas.

Antes, o después del recorrido educativo por el bosque, los bañistas tienen la opción de visitar Thaos, la casa del chocolate, no solo a disfrutar de los productos comestibles, sino también a conocer los procesos artesanales para elaborarlos, mediante explicaciones que brinda el administrador del parque, Felipe Martínez Caballero.

Aquí también se pueden adquirir otros productos extraídos del cacao como jabones, champú, desinfectantes, repelentes y cremas para la piel.

Un fino rociado por aspersión agrega frescura a este y otros rincones del parque, distante a unos siete kilómetros de Villanueva por una carretera de terracería.

Los árboles, que ya dieron su vida útil y se cayeron de viejos, son aprovechados para elaborar diferentes muebles artesanales.

El Ocote promueve, además, las pinturas que artistas locales hacen sobre trozos de rústica madera con motivos relacionados al cacao.