Emotiva, esperanzadora, multitudinaria y muy organizada fue la toma de posesión del nuevo presidente de EUA, Barack Obama. Su esposa e hijas lo acompañaron en todo momento y recibieron el calor y la bienvenida de cientos de miles de estadounidenses reunidos en esta capital.
Después de la juramentación, Washington se convirtió en una fiesta: coloridas carrozas, elegantes desfiles militares y colegiales engalanaron las principales calles de la ciudad en honor a la nueva familia presidencial.
También hubo tristeza en los rostros de quienes dejaban la Casa Blanca: los Bush.