Tegucigalpa, Honduras.
En la zona sur no hay quien pueda contener el dolor de los familiares de los dos jóvenes que perecieron ahogados en una poza el jueves anterior.
La tristeza invadió las aldeas El Limón, Nacaome, y Llano Grande, Goascorán, departamento de Valle, con el fallecimiento de estos dos muchachos.
Los restos de Rocío Ramírez Rubí (de 18 años) y de Jason Javier Perdomo fueron velados en sus viviendas, en diferentes aldeas.
En el velorio de Jason, sus familiares lloraban desconsoladamente la pérdida física del muchacho, quien -de acuerdo con vecinos del lugar- tenía un gran futuro.
Sobre su féretro había un par de arreglos florales y una fotografía en vida de cuando se graduó de secundaria.
Jason era el sustento de su hogar; desde hace siete meses se había trasladado a la ciudad de San Pedro Sula en busca de un mejor futuro.
Allá fue contratado como operario de una maquila y desde ese momento fue la mayor ayuda para su familia.
El joven aprovechó el feriado morazánico para visitar a su familia y amigos tras varios meses de ausencia.
El jueves, él y sus amigos decidieron disfrutar en la poza El Salto, como lo habían hecho en otras oportunidades.
Pero nadie pensaría que una crecida mortal acabaría con sus sueños e ilusiones.
Su madre, Marlenia García, y sus dos hermanos, Liliana y Walter, lloraron desconsoladamente sobre el féretro la pérdida irreparable del joven.
Cerca de la 1:00 pm, el ataúd de Jason fue cargado por seis hombres y llevado hasta la iglesia de la aldea para posteriormente ser sepultado en el cementerio.
A unos 20 kilómetros de distancia, en la aldea Llano Grande, fue velada en su casa de habitación la otra víctima de la crecida: la soñadora Rocío.
La joven cursaba el primer curso de Bachillerato en Humanidades en el colegio Terencio Sierra, de Nacaome.
El dolor en la casa de Rocío era similar y quizás más que en el de la otra víctima, debido a que su madre vive en Estados Unidos y no pudo viajar a darle el último adiós a su hija.
Entre la consternación de sus familiares y hermanos, el cuerpo de Rocío fue trasladado a eso de las 3:00 pm hasta el cementerio de la comunidad, donde ya descansa en paz. Tras ambos sepelios, el ambiente se tornó gris y la lluvia volvió a azotar con mayor fuerza la zona sur.
Reporte
Las autoridades regionales de Copeco informaron ayer que no existen más personas desaparecidas en la zona de la poza El Salto en Goascorán, Valle. “Se decía que otras dos personas estaban desaparecidas, ellos ya están a salvo”, aseguró Félix Baquedano, representante de Copeco en Valle. Las personas rescatadas con vida son Emerson Maldonado (17) y Diego Medrano Cruz, quienes fueron arrastrados por las corrientes. Ambos jóvenes son residentes de la aldea Llano Grande de Goascorán. El jueves anterior, al menos unas 30 personas que se encontraban en la poza El Salto fueron sorprendidas por la súbita crecida.
En la zona sur no hay quien pueda contener el dolor de los familiares de los dos jóvenes que perecieron ahogados en una poza el jueves anterior.
La tristeza invadió las aldeas El Limón, Nacaome, y Llano Grande, Goascorán, departamento de Valle, con el fallecimiento de estos dos muchachos.
Los restos de Rocío Ramírez Rubí (de 18 años) y de Jason Javier Perdomo fueron velados en sus viviendas, en diferentes aldeas.
En el velorio de Jason, sus familiares lloraban desconsoladamente la pérdida física del muchacho, quien -de acuerdo con vecinos del lugar- tenía un gran futuro.
Sobre su féretro había un par de arreglos florales y una fotografía en vida de cuando se graduó de secundaria.
Rocío Rubí fue velada en la aldea El Limón de Nacaome, Valle, y fue sepultada a las 3:00 pm.
|
Allá fue contratado como operario de una maquila y desde ese momento fue la mayor ayuda para su familia.
El joven aprovechó el feriado morazánico para visitar a su familia y amigos tras varios meses de ausencia.
El jueves, él y sus amigos decidieron disfrutar en la poza El Salto, como lo habían hecho en otras oportunidades.
Pero nadie pensaría que una crecida mortal acabaría con sus sueños e ilusiones.
Su madre, Marlenia García, y sus dos hermanos, Liliana y Walter, lloraron desconsoladamente sobre el féretro la pérdida irreparable del joven.
Hasta la humilde vivienda llegaron sus amigos para darle el último adiós.
|
A unos 20 kilómetros de distancia, en la aldea Llano Grande, fue velada en su casa de habitación la otra víctima de la crecida: la soñadora Rocío.
La joven cursaba el primer curso de Bachillerato en Humanidades en el colegio Terencio Sierra, de Nacaome.
El dolor en la casa de Rocío era similar y quizás más que en el de la otra víctima, debido a que su madre vive en Estados Unidos y no pudo viajar a darle el último adiós a su hija.
Entre la consternación de sus familiares y hermanos, el cuerpo de Rocío fue trasladado a eso de las 3:00 pm hasta el cementerio de la comunidad, donde ya descansa en paz. Tras ambos sepelios, el ambiente se tornó gris y la lluvia volvió a azotar con mayor fuerza la zona sur.
La madre llora desconsoladamente la muerte de su hijo Jason Javier.
|
Las autoridades regionales de Copeco informaron ayer que no existen más personas desaparecidas en la zona de la poza El Salto en Goascorán, Valle. “Se decía que otras dos personas estaban desaparecidas, ellos ya están a salvo”, aseguró Félix Baquedano, representante de Copeco en Valle. Las personas rescatadas con vida son Emerson Maldonado (17) y Diego Medrano Cruz, quienes fueron arrastrados por las corrientes. Ambos jóvenes son residentes de la aldea Llano Grande de Goascorán. El jueves anterior, al menos unas 30 personas que se encontraban en la poza El Salto fueron sorprendidas por la súbita crecida.