Durante siglos ha sido fuente de riqueza natural y ecológica, pero escondida a los ojos de las grandes propuestas de desarrollo.
El turismo es la debilidad y a la vez la fortaleza de este puerto, que aún permanece estancado y sentado en su propia riqueza sin generar ninguna utilidad.
Con un potencial envidiable para darle forma y vida al turismo, este municipio guarda la belleza tropical en la Bahía de Trujillo, La Laguna de Guaymoreto, El Cerro Calentura, así como belleza arquitectónica en su casco histórico y la nobleza de las comunidades Garífunas y Pech.
Entre calles angostas e inclinadas de su característica geografía, es posible recordar los tiempos de bonanza que hace medio siglo le dieron vida a un puerto pujante y de categoría mundial.
Potencial turístico
Las calles conservan detalles que el tiempo no ha logrado borrar del todo, las viviendas de estilo colonial resaltan la diversidad cultural que otrora se estableció y que marcó una época prometedora para el municipio, pero que desmayó con el avance de la modernidad.
Estos testigos mudos se resisten a desaparecer ante el acoso inminente de las nuevas tendencias y estilos que tratan de darle forma a una ciudad que parece congelada en el tiempo.
Trujillo añora su pasado cada vez que el presente le trunca sus sueños y el futuro incierto no permite ver claramente más oportunidades.
Luis López, alcalde de Trujillo, está consciente que el municipio cuenta con gran potencial para volverse un destino turístico de alto nivel. “Pero los intereses económicos y políticos han estado por encima y sólo se ve a Tela y a Roatán como destinos, aquí tenemos toda una riqueza que si se le diera la importancia debida la realidad de este puerto sería otra”, señala.
La conformación de un triángulo turístico entre Tela, Roatán y Trujillo fue una iniciativa de este municipio para lograr el nivel que los dos primeros gozan en la actualidad. “No ha sido fácil, aunque aquí tenemos un aeropuerto, mar, playas, agua dulce, cultura y ecología, las autoridades gubernamentales de turismo no le han dado la importancia debida”, añade.
Uno de los proyecto que necesita Trujillo para salir adelante es la ejecución del proyecto de aguas: “Es algo que las futuras autoridades deben tomar en serio, porque sin eso difícilmente se logrará concretar los sueños del municipio”, dice el alcalde.
Inversiones a la vista
A pesar de esta limitante, el clima de inversión está llegando paulatinamente, empresarios coreanos, canadienses e italianos han mostrado interés en poner a trabajar sus capitales en proyectos que para muchos son utópicos.
La construcción de un muelle para cruceros y un astillero son parte de las ofertas extranjeras para este puerto: “Con los canadienses hemos llegado a un acuerdo y todo se está desarrollando acorde a las leyes del país, en esta ocasión un punto muy importante es que la misma municipalidad es co-inversionista de un 20 por ciento de lo que será el muelle de cruceros”, explica el jefe edilicio.
Los comerciantes coinciden con las autoridades locales y demandan mayor participación e interés del gobierno central. “Necesitamos que se abran más rutas de acceso a este municipio, como la carretera interoceánica para fortalecer el turismo, puesto que ésta es la base de la economía”, señala Jorge Leonidas García, presidente de la Cámara de Comercio de Trujillo.
Las apuestas son grandes y las ventanas al desarrollo están por debajo del proyecto de aguas negras, “por eso es necesario que se consolide esta obra, y sólo así podremos salir adelante; si no lo hacemos seguiremos como siempre hemos estado”, apunta García.
Hablar sobre desarrollo en Trujillo es cuestionar la conducta de los habitantes y de las autoridades. Con una imponente belleza escénica y atractivos naturales con reconocimiento internacional, esta ciudad sigue dormida, mientras el conformismo y el pesimismo popular opacan cualquier intento por sacar adelante este puerto. Mientras tanto, las autoridades han quedado relegadas al plano de la corrupción.
El puerto dormido
El futuro es desafiante para un pueblo en el cual ya nadie cree, mientras el espeso verdor del cerro Calentura y las profundas aguas de la bahía de Trujillo siguen siendo una dosis natural de optimismo local, pero las puertas para que el mundo las conozca siguen cerradas.
Cuna de gente hospitalaria y donde crece la fuga de cerebros, la nueva generación sigue pecando en hacer su vida fuera de una tierra que no tiene oportunidad para ellos. Sin embargo, los pocos que han sabido reconocer los tesoros, deben resignarse a contemplarlo y exprimir la mínima oportunidad para darlo a conocer.
Para el historiador local Lucky Sarres, para que Trujillo salga del atraso que por años lo mantiene estigmatizado es necesario un plan de desarrollo municipal: “Debe haber más inversión en obras públicas, ya que no hay ninguna relación entre el presupuesto local y lo que se invierte”, señala.
De igual forma, debe existir un apoyo directo tanto de las autoridades locales como centrales en las micro, pequeña y mediana empresas, “y de esa forma estaríamos generando condiciones para que exista un verdadero desarrollo en Trujillo”, expresa el historiador.
Centro de historia
Además de haber sido la primera capital de Honduras, esta ciudad fundada por los españoles hace más de cuatro siglos fue uno de los puntos comerciales estratégicos del continente americano.
La historia nacional tuvo sus orígenes en Trujillo, muestra de ello es que fue el lugar donde se celebró la primera misa con la llegada de los colonizadores y donde se establecieron el primer obispo de Centro américa y el primer gobierno constitucional de la República.
Tierra de disputa entre corsarios ingleses y españoles, por su importancia económica y el constante movimiento de la ruta comercial que mantenía con Holanda, Francia, España y Portugal fue codiciada por piratas.
La historia también registra el fusilamiento de William Walker, cuya tumba aún se encuentra en el antiguo cementerio de esta ciudad.
Puntos de vista
Los habitantes, en su mayoría, saben que viven en una tierra bendecida por Dios debido a sus grandes bondades.
“Trujillo tiene potencial, pero mostramos una actitud muy dependiente, es el flagelo que nos abate. Nuestras autoridades no ven más allá de sus narices, sin prever las acciones futuras, a corto, mediano y largo plazos”, cuestiona el microempresario Guido Marín.
“Hace falta aplicar nuestro criterio o dominio propio, somos una comunidad pequeña y podemos hacer grandes cosas, pero debemos mancomunar esfuerzos, ser disciplinados y organizados, las autoridades no pueden seguir improvisando”, añade Marín.
Para el futbolista Justo Norales el cambio en la ciudad ha sido significativo en los últimos años. El turismo es la única esperanza que mantiene la fe de los habitantes, todos están convencidos de que apoyando este sector las oportunidades de desarrollo se concretarán.
Hace falta una política de estado orientada al fortalecimiento de la actividad turística en Trujillo. Los empresarios y las autoridades locales demandan una atención y un trato más justos, así como las oportunidades que le han dado a Tela y Roatán.
El empresario Carlos Barquero expresa que 400 años después, Colón no se perdería si regresara.
“Nosotros le hemos fallado a este puerto y también los políticos han tenido una gran responsabilidad por el estado de la ciudad”, señaló.
Barquero aboga por la unidad entre las fuerzas vivas y las autoridades para desarrollar el turismo, propone también dejar a un lado la dependencia y no quedarse con los brazos cruzados esperando a que las autoridades y el Estado tengan que hacer lo que nosotros mismos podemos lograr”.