San Pedro Sula, Honduras.
Los cardiólogos están alarmados por el incremento de niños que presentan afecciones en el corazón.
Se estima que en Honduras diez de cada mil niños nacidos vivos presentan algún tipo de complicación cardiaca.
Sin embargo, la preocupación versa en el mal adquirido, no en la enfermedad congénita.
“Al día recibimos un promedio de diez casos nuevos de pacientes que necesitan algún tipo de intervención cardiaca. Al año hay un promedio de 2 mil niños afectados, lo que consideramos una cifra bastante alta si se compara con años anteriores”, manifiesta Víctor Paz, cirujano cardiólogo pediátrico.
El doctor recalca que los estilos de vida y la alimentación inciden en que niños cada vez más pequeños padezcan la enfermedad. “El sedentarismo y una dieta alta en grasa y carbohidratos causan enfermedades cardiacas en los menores. Cada año hay más infantes obesos”.
Rocío Cárcamo, madre de un paciente, expresa que ella pensaba que su hijo era sano por estar gordito.
“Pensé que alimentaba bien a mi hijo de nueve años porque lo mantenía gordito, pero más bien le hice un daño porque ahora tiene obstruidas las arterias por tanta grasa que le daba. Tener un hijo enfermo del corazón es una angustia. Uno no sabe si él puede morir de un paro en cualquier momento, y los medicamentos son bastante caros. En los hospitales públicos no siempre hay”.
Las anomalías cardiacas más comunes son comunicaciones interventriculares y de conducto arterioso, que pueden corregirse si se detectan en el primer año de vida.
Los cardiólogos están alarmados por el incremento de niños que presentan afecciones en el corazón.
Se estima que en Honduras diez de cada mil niños nacidos vivos presentan algún tipo de complicación cardiaca.
Sin embargo, la preocupación versa en el mal adquirido, no en la enfermedad congénita.
“Al día recibimos un promedio de diez casos nuevos de pacientes que necesitan algún tipo de intervención cardiaca. Al año hay un promedio de 2 mil niños afectados, lo que consideramos una cifra bastante alta si se compara con años anteriores”, manifiesta Víctor Paz, cirujano cardiólogo pediátrico.
El doctor recalca que los estilos de vida y la alimentación inciden en que niños cada vez más pequeños padezcan la enfermedad. “El sedentarismo y una dieta alta en grasa y carbohidratos causan enfermedades cardiacas en los menores. Cada año hay más infantes obesos”.
Rocío Cárcamo, madre de un paciente, expresa que ella pensaba que su hijo era sano por estar gordito.
“Pensé que alimentaba bien a mi hijo de nueve años porque lo mantenía gordito, pero más bien le hice un daño porque ahora tiene obstruidas las arterias por tanta grasa que le daba. Tener un hijo enfermo del corazón es una angustia. Uno no sabe si él puede morir de un paro en cualquier momento, y los medicamentos son bastante caros. En los hospitales públicos no siempre hay”.
Las anomalías cardiacas más comunes son comunicaciones interventriculares y de conducto arterioso, que pueden corregirse si se detectan en el primer año de vida.