20/05/2025
12:08 AM

'Sigue siendo la luz de nuestro camino'

Amigos del empresario de la construcción, Plutarco Molina, que perdió la vida el lunes en la tragedia aérea junto con otras trece personas lo describen como un hombre entregado a las actividades de la Iglesia.

    En un ambiente marcado por acordes de guitarras y cantos del grupo de catecúmenos de la Iglesia Católica y con el cariño y agradecimiento de empleados y amigos fue despedido ayer el arquitecto sampedrano Plutarco Molina.

    Amigos del empresario de la construcción que perdió la vida el lunes en la tragedia aérea junto con otras trece personas lo describen como un hombre entregado a las actividades de la Iglesia, especialmente al camino del catecumenado. En las salas del edificio del Catecumeniun, que él impulsó, centenares de personas llegaron a darle un “hasta pronto”.

    Las sillas en que sus amigos se sentaron al llegar a ese lugar las había ido a dejar Molina el sábado anterior sin imaginar que serían utilizadas para su vela.

    Aunque hubo lágrimas por su partida, su familia estaba fortalecida porque tiene la confianza de que él ahora descansa en el cielo. Su esposa Ingrid y sus hijas y los padres de Molina permanecieron ayer rodeados de afecto.

    Consternación

    A la vela llegaron personalidades de la sociedad sampedrana y empleados de la constructora William y Molina, de la que era socio.

    “Sentimos dolor por lo que ha pasado. Era una buena persona y trataba bien a sus empleados. Sentimos un gran pesar”, expresó el trabajador Juan Paz.

    El sacerdote Omar Iván Santos compartió durante muchos años con Molina y expresó que siempre estuvo apoyando con sus bienes a la Iglesia, entregó su vida a Dios y trabajó por la construcción de los salones del inmueble del Catecumeniun.

    Jóvenes y adultos admiraban su labor en la Iglesia porque seguía apoyando a pesar de haber culminado la etapa del catecumenado.
    Santos contó que el lunes se iban a encontrar en Tegucigalpa y tuvieron una conversación telefónica en la que le dijo que ya estaba en el avión y que lo llamaría después.

    “Después escuché la noticia y me fui a la morgue de Tegucigalpa para reconocerlo. Plutarco estaba preparado para esto”, dijo el sacerdote.

    En la misa, los cantos como el del salmo 84 -que en una de sus partes dice “estar siempre en tu casa es mejor”- sonaban en medio del velatorio. A eso de las cinco de la tarde se le dio el adiós en Jardines del Recuerdo. Hubo palabras emotivas de su familia y de sus colegas.

    El Colegio de Arquitectos emitió un acuerdo de duelo en el que agradecieron a Molina por haber honrado esa profesión.

    Su socio y amigo William Hall expresó que Plutarco Molina era siempre un brazo fuerte que lo levantaba y más que un amigo para él.

    “Crecimos juntos y durante 20 años tuvimos nuestros escritorios frente a frente. Era extraordinario; cada día era mejor persona. Siempre fue la mano que me daba fuerza, sabía cuándo uno estaba pasando por aprietos para levantarlo.

    Plutarco: hoy que te vas, que estás al lado del Señor, por favor sigue siendo la luz que alumbra nuestro camino”, expresó Hall, mientras abrazaba a las hijas del arquitecto y a su esposa.