Son municipios turísticos por excelencia, pero el salvoconducto extendido la tarde el viernes por el Gobierno no les ayudó en mucho.
Hoteles y restaurantes de lugares costeros como Tela, Omoa y Trujillo recibieron visitantes durante el fin de semana, pero no los pudieron atender porque continúan sumergidos en la fase cero que les impide abrir sus negocios.
La fase cero dictada como prevención ante el asedio de la epidemia del covid-19 mantiene cerrados los negocios costeros, y solo en Omoa pone en riesgo 1,500 empleos de personas que laboran como meseros, cocineros o motoristas en negocios de comida u hospedaje.
Personas como Juan Benítez y su familia aprovecharon la autorización emitida por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) para salir del encierro y relajarse unas horas en la playa de Omoa.
“Muchas personas solo fuimos a comernos un pescado frito, vimos pocas personas bañando. Algunos negocios decidieron abrir de un día para otro, por lo que tenían un menú limitado, pero sí, andaban varias familias relajándose”.
Aunque hubiera tenido posibilidades económicas, no tenía forma de hospedarse en un hotel porque al estar en fase cero no se le permite a nadie reservar.
No obstante, se arriesgó y encontró uno que otro negocio que abrió, pese al temor de recibir sanciones o ser cerrados por la Policía Nacional que constantemente patrulla para evitar que abran.
“No tenemos permiso para trabajar. La Policía cierra los negocios y nos quitan los permisos de operaciones si atendemos a los visitantes que empiezan a llegar”, afirmó la dueña de un restaurante en la zona de Marbella.
En Omoa hay 35 hoteles, 70 restaurantes, desde Tulián hasta la frontera. Son 18 playas. “El turismo dinamiza la economía local de Omoa; al no haber turismo, Omoa está muerto”, afirmó.
Pocos visitantes
Lo mismo que en Omoa se apreció en Tela.
El sábado hubo mayor movimiento de personas que viajaron a las playas, pero al no encontrar donde comer o permanecer decidieron pasar la jornada con lo que habían llevado y retornar antes del anochecer. Debido a que el sábado llovió, muchos también optaron por no salir creyendo que habría mal clima.