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Represas de Tegucigalpa están secas; déficit de lluvias cumple 10 meses

  • 19 agosto 2019 /

Urge que llueva con regularidad porque las recientes precipitaciones no han mejorado los embalses.

Tegucigalpa.

Los capitalinos sufren por la escasez de agua y solo la lluvia aliviará la enorme sequía que los tiene padeciendo severos racionamientos.

Las tres principales fuentes de abastecimiento del vital líquido se encuentran en niveles alarmantes en comparación con el mismo período años anteriores.

De manera que ni siquiera hay opción para que las autoridades del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa) utilicen el recurso conocido como anillo de interconexión.

Este método consiste en enviar agua de una fuente abastecida a zonas que se encuentran limitadas en su abastecimiento.

Las autoridades del Sanaa, cada año, comienzan a regular el suministro de agua desde noviembre hasta mayo del siguiente año, en espera de lluvias que recuperen los embalses.

Pero este año, las lluvias no han sido las esperadas.

Desde mediados de octubre de 2018, que no se han reportado lluvias capaces de mejorar el nivel de los embalses, se llevan 10 meses sin nutrir las presas del vital líquido.

Lo regular es padecer un par de meses sin recibir agua, pero este año hay un déficit de casi tres meses sin lluvias, pues se debe considerar el período de canícula que demora unas 25 días. Roque Andrade, jefe de Subsistema de Los Laureles afirmó que los horarios de enviar agua cada cinco días a las zonas abastecidas por Concepción y Laureles seguirán hasta que se recuperen los embalses. Lo mismo sucederá en el caso de las más de 70 colonias abastecidas por la fuente superficial de El Picacho.

El suministro de agua es enviado durante 10 a 12 horas en los días que los grifos vacíos comienzan a gotear el vital líquido.

Las autoridades del Sanaa están a la espera del reporte del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos) para determinar nuevas acciones. En tanto, la entidad distribuidora debe invertir hasta un 30% más la partida para garantizar la calidad del agua.