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'Acababa de dejar los calcetines de colegiala cuando concursé”: Pastora Pagán

  • 27 octubre 2018 /

    San Pedro Sula, Honduras.

    Estaba terminando de acicalarse en su escritorio de recepcionista cuando llegamos. “Estoy en el departamento de Labor y Parto”, bromeó para dar a entender que se encontraba nerviosa porque le teme a las entrevistas.

    Pastora Pagán sigue glamurosa y elegante, 63 años después de haber clasificado en un Miss Universo en representación de Honduras.

    “Acababa de dejar los calcetines del colegio” cuando fue nominada para participar en aquel certamen que tuvo lugar en Long Beach, California. Ninguna hondureña ha tenido el honor que tuvo ella con solo 17 años de edad, pero no se vanagloria de ello.

    Su ingreso en el mundo de la belleza dio un giro a su vida: aprendió a manejar los zapatos de tacón alto, a modelar en traje de baño y a maquillarse, después de que sus padres no le permitían ni la mínima pizca de carmín en su rostro.

    La exreina de belleza en su puesto de trabajo; junto a sus compañeros y, en una foto del álbum familiar, con su esposo Italo y sus hijos: Guillermo, Claudia Loreni y Carlos David.

    “Tenía el pelo color café miel y usaba un corte al estilo de María Victoria (la cantante mexicana)”, dice al recordar sus tiempos de maestra recién graduada.

    Haber sido electa madrina de los estudiantes del Instituto José Trinidad Reyes y reina de la Feria Juniana le abonaron para ganar el Miss Honduras y luego el título que la dio a conocer internacionalmente.

    La primera vez que se subió a un avión fue precisamente cuando viajó de San Pedro Sula a Tegucigalpa a participar en el Miss Honduras. Este fue el trampolín para saltar al escenario de las mujeres más bellas del mundo.

    Su corazón palpitó aceleradamente cuando el maestro de ceremonias del Mis Universo la mencionó entre las 15 finalistas, pero mucho más cuando anunció: ‘Sexto lugar, Pastora Pagán, en representación de Honduras’.

    Antes de presentarse al público escribió un pequeño discurso en inglés en la palma de su mano, para memorizarlo rápidamente. Sin embargo, la memoria la traicionó . Tuvo que explicar lo que sucedía, entonces el animador le permitió que leyera lo escrito en su mano. Lejos de restarle puntos, el incidente fue resaltado por los medios como una agradable anécdota. Después de esto la gente le decía: ‘Pastora, muéstrame tu mano’.

    Pastora Pagán se casó en segundas nupcias con el ciudadano de origen italiano Italo Camiciottoli, ya fallecido, a quien conoció cuando salían del desaparecido Cine Tropicana. Esa misma noche se “abonaron” en el Salón Palmeras que funcionaba donde hoy es el Registro Nacional de las Personas.

    Italo y su padre llegaron a Honduras representanto a la compañía Cimar que pavimentó la carretera hacia Puerto Cortés. Al morir le dejó a Pastora muchos bienes y dinero que ella depositó en una compañía de valores, la cual resultó falsa. Lo perdió todo. Desde entonces es la recepcionista en la Comisión para el Control de Inundaciones en el Valle de Sula.

    Por su popularidad fue motivada por los políticos a lanzar una candidatura a la alcaldía, en 1979, en representación del Partido Nacional. Sus “curvas” no pudieron con la sagacidad del liberal Juan Fernando López, pero “fue un recuerdo muy lindo”.