Un templo era lo que la virgen de Guadalupe quería cuando se le apareció al indio Juan Diego hace 477 años en el cerro del Tepeyac, México.
El viernes 12 de diciembre, el pueblo mexicano y los devotos de la virgen en Honduras celebrarán su hallazgo con la dicha adicional de ofrecerle un nuevo hogar en San Pedro Sula.
A la nueva sede parroquial le anteceden muchos e importantes momentos de historia.
El escenario y muchos de los personajes que lo tallaron ya no existen; sin embargo, sobreviven los registros de su pasado.
La comunidad guadalupana en SPS tuvo sus inicios en la década de 1960. Los padres Paules eran los responsables de celebrar la santa misa en el barrio Guadalupe. A falta de iglesia, las primeras misas se celebraron en el patio de la familia Mena Melara, el cual queda ubicado frente a la empresa de refrescos donde por 40 años estuvo el templo, ahora ya demolido.
Los padres que oficiaban misa eran José Sáenz y Pedro Torres, servían la palabra a los vecinos de los barrios Guadalupe y Acacias, la colonia Colombia y alrededores.
En ese mismo tiempo fue fundada la Asociación de Damas Guadalupanas y sus precursoras fueron Marina de Barletta, Marina Andrés de Paz, Lilia de Mena, Socorro Zepeda, Aída Leiva y otras que ya fallecieron.
Gracias a la donación del terreno por parte de las señoras Blanca Mena de Fuentes y Eva de Talbott y al intenso trabajo de las Damas Guadalupanas, el proyecto fue tomando forma hasta concretarse.
Dosis de ánimo
Para que la obra no desmayara, fue vital la inyección de ánimo a la comunidad. El entonces obispo, monseñor Jaime Brufau nombró al padre de apellido Oromí para que dirigiera a los guadalupanos.
Es así como el 12 de diciembre de 1968, hace 40 años, el templo se termina y es inaugurado por el prelado cuyos restos descansan en la cripta de la catedral San Pedro Apóstol de esta ciudad.
De misionero a obispo
Ya con el templo en pie, el trabajo de evangelización debía de recaer sobre alguien. En 1972, llegan a la ciudad dos sacerdotes españoles de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, más conocidos como claretianos. Eran, el padre Cruz Ripa, ya fallecido y el ahora obispo de la diócesis de San Pedro Sula, Ángel Garachana Pérez, quien recién había sido ordenado sacerdote.
Su tarea fue fundamental pues organizaron la comunidad católica guadalupana que iba desde la colonia Fesitranh hasta el sector Rivera Hernández.
Casi 40 años después, el intenso trabajo de las damas, del obispo Brufau y de los padres claretianos se enfrentó a una dura realidad: debían dejar el templo que tanto esfuerzo les tomó edificar.
Histórico traslado
El actual párroco de la Guadalupe, padre Antonio Canales, explicó que tomar la decisión de dejar el viejo templo no fue fácil. Además de las implicaciones infraestructurales que requería, se interponían los sentimientos de quienes allí se casaron, de los que se bautizaron y de los que en este templo triangular recibieron el último adiós.
Sin embargo, la necesidad del cambio de sede era más grande. El padre contó que por el ruido de los camiones que transitan por la zona industrial, debió parar en varias ocasiones la misa. El templo, con el crecimiento de la feligresía también se había quedado pequeño. Fue así como el 27 de enero de este año decidieron dejar atrás el pasado para comenzar en el nuevo templo que ya estaba en construcción en la colonia Villa Florencia y que este próximo viernes inaugurarán con la bendición del obispo Ángel Garachana.
Ese día, en toda la parroquia compuesta por siete comunidades no se celebró la misa. El único punto de encuentro fue el viejo templo de donde después de la última misa, partieron con la Virgen y el Cristo a cuestas para el templo nuevo que están a punto de estrenar. Pese a los recuerdos fue un día de júbilo.
Una comunidad sólida
El inicio en un nuevo templo prolongará el intenso trabajo pastoral de la parroquia Guadalupe. En la actualidad es una de las más grandes y solventes de la Diócesis compuesta por una población aproximada de 120,000 habitantes radicados en: Villas del Sol, Guadalupe, Villa Florencia, Anda Lucía, Florida. Las Colonias: Jardines del Valle, Universidad, Los Laureles, Guadalupe, Honduras, Ideal, Las Brisas, Las Acacias, La Modelo. Las Vegas y los barrios: El Playón, San Cristóbal, Guadalupe, Morazán y Las Flores.
La Sede Parroquial está ubicada entre las colonias Villa Florencia y Honduras y está conformada por 8 comunidades locales, cada una con su propia capilla que son: Comunidad de Guadalupe, sede parroquial; Espíritu Santo ubicada en Jardines del Valle; San Antonio María Claret en Las Brisas; comunidad de Nuestra Señora de Fátima en el barrio Morazán; comunidad de Sagrado Corazón en la colonia Las Vegas; comunidad de Caridad del Cobre en La Ideal; comunidad de San Miguel Arcángel en la Miguel Ángel Pavón y la comunidad de Inmaculada Concepción, en residencial La Florida
Cada comunidad local está integrada por distintas colonias y barrios a fin de lograr una mayor efectividad en el trabajo evangelizador de la parroquia señala el padre Canales.
La parte espiritual de la Guadalupe se ve reforzada con los servicios primarios que van desde la implementación de tres escuelas de educación de adultos a distancia, una escuela nocturna para adultos hasta dos guarderías infantiles y un dispensario médico.
Aparte de lo social, la comunidad parroquial está integrada por varias pastorales, entre ellas: La de catequesis conformada por 98; pastoral juvenil, comunidades eclesiales y pastoral vocacional.
La Guadalupe también es sede del Movimiento Cursillos de Cristiandad. Ellos se reúnen cada semana y realizan sus actividades formativas y de convivencia de fe.
Y las comunidades neocatecumenales, que cuentan con 12 comunidades y se reúnen en los días de la semana y tienen sus propias celebraciones.