El asentamiento de decenas de familias e incontrolable corte de madera de forma ilegal son parte de los problemas que continúan afectando la belleza natural del parque nacional Pico Pijol, en Morazán, Yoro.
“Estamos preocupados, nos sentimos huérfanos de la ayuda del Gobierno y organismos de seguridad para proteger la zona, pues no tenemos los recursos necesarios para enfrentar la situación”, expresó Gumercindo Rodas, alcalde de este municipio.
El parque fue creado en 1987 con una extensión de 29.65 km2 en su núcleo y una zona circundante de amortiguamiento de 252.04 km2.
Tiene 2,282 metros de altura y 12 Kms de área intocable arriba de los 1,800 metros del nivel del mar y rodeado de laderas con fuertes pendientes.
La reserva ha ganado fama desde su creación por la población del quetzal, uno de los atractivos que llama la atención de los turistas; unido a eso en esta zona nacen las más importantes fuentes de agua que suplen a los municipios de Morazán, El Negrito, Victoria y Yoro.
Pese a su importancia, los Gobiernos de turno muy poco se han preocupados por desarrollar programas y leyes que eviten el asentamiento de personas y el corte de madera.
Destrucción
Rodas expresó que la destrucción del bosque en el sector se había controlado un poco gracias a la presencia de elementos militares en los puntos estratégicos que dan acceso al parque; lamentablemente éstos fueron retirados a finales de mayo sin explicación.
“Para los próximos días estamos preparando una reunión con representantes de organizaciones ambientales, la Policía y Fuerzas Armadas para tomar acciones que lleven a frenar el daño y a la vez solicitaremos al Congreso Nacional que se apruebe una ley para evitar que más familias se instalen en el parque”.
El funcionario reconoció la labor que realiza desde 1993 la Asociación Ecológica para la Protección del Parque Nacional Pico Pijol, Aecopijol, gracias a la cual se ha logrado recuperar un buen porcentaje de manzanas que han sido afectadas por la deforestación y se ha orientado a la población sobre cómo se debe convivir con la naturaleza.
El alcalde indicó que la mayoría de familias que están llegando al parque provienen de departamentos como Santa Bárbara y Copán. En la montaña se encuentran las comunidades de Pajaritos, Nuevo Paraíso, Ocotillo, Los Laureles, Cuevitas, Palo de Combas, Linda Vista, La Virtud del Pijol y otras. “Lo que nos está haciendo más daño es el corte de madera. Necesitamos la presencia de Fiscalía del Ambiente”, apuntó Rodas.
Jaime Flores Mejía, jefe departamental de la Policía de Yoro, dijo que mantienen permanentes operativos en las carreteras para contrarrestar el tráfico de madera. El oficial hizo un llamado a la población para que avisen de cualquier anomalía en la zona para proceder contra los culpables.
El dirigente comunal Marcos Ramos dijo que ellos han tratado de concienciar a los habitantes de esas aldeas para proteger el bosque y la fauna.
“En los últimos años hemos realizado una serie de proyectos de reforestación y a la vez montamos vigilancia para denunciar a los dueños de motosierras. Lamentablemente éste es un flagelo que no se puede detener”, indicó el jornalero.