San Pedro Sula, Honduras.
Para Bagner Aldair Murcia (de 24 años) vivir con el síndrome de Down no ha sido obstáculo en su vida, pues ha superado las barreras que impone la sociedad a las personas con retos especiales.
Actualmente trabaja en una tienda como dependiente y su salario le sirve para sus gastos personales.
Además, sacó un curso de chef y espera participar en las Olimpiadas Especiales a realizarse en Australia este año en la disciplina de natación.
Viaja solo en los buses y no necesita apoyo de nadie para trasladarse a cualquier lugar.
Ayer se conmemoró al Día Mundial del Síndrome de Down y la Fundación Integrar realizó un acto que busca sensibilizar e informar a toda la sociedad para que reconozca a las personas con el síndrome como seres iguales a los demás.
Integrar atiende a 78 personas con síndrome brindándoles estimulación temprana y cursos de diferentes oficios para que se integren a la sociedad.
Bagner recibe clases los lunes y miércoles en la mañana y en la tarde trabaja en la tienda.
Argelia Cárcamo de Murcia, abuela de Bagner, se siente orgullosa de su nieto.“Es un adelanto enorme que él ha tenido, es maravilloso, es una obra de Dios. Porque a los 15 años me dijeron que se iba morir”, expresó la señora.
Para Bagner Aldair Murcia (de 24 años) vivir con el síndrome de Down no ha sido obstáculo en su vida, pues ha superado las barreras que impone la sociedad a las personas con retos especiales.
Actualmente trabaja en una tienda como dependiente y su salario le sirve para sus gastos personales.
Además, sacó un curso de chef y espera participar en las Olimpiadas Especiales a realizarse en Australia este año en la disciplina de natación.
Viaja solo en los buses y no necesita apoyo de nadie para trasladarse a cualquier lugar.
Ayer se conmemoró al Día Mundial del Síndrome de Down y la Fundación Integrar realizó un acto que busca sensibilizar e informar a toda la sociedad para que reconozca a las personas con el síndrome como seres iguales a los demás.
Integrar atiende a 78 personas con síndrome brindándoles estimulación temprana y cursos de diferentes oficios para que se integren a la sociedad.
Bagner recibe clases los lunes y miércoles en la mañana y en la tarde trabaja en la tienda.
Argelia Cárcamo de Murcia, abuela de Bagner, se siente orgullosa de su nieto.“Es un adelanto enorme que él ha tenido, es maravilloso, es una obra de Dios. Porque a los 15 años me dijeron que se iba morir”, expresó la señora.
