Las elecciones primarias en Honduras, celebradas el pasado 9 de marzo, dejaron un sabor amargo entre los observadores internacionales.
Representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA) que siguieron de cerca la jornada advirtieron sobre múltiples irregularidades que afectaron el proceso y generaron incertidumbre entre los votantes.
Uno de los aspectos más preocupantes fue la falta de capacitación del personal encargado de operar los dispositivos biométricos en los centros de votación.
Según los observadores, miembros del partido Libertad y Refundación (Libre) y del Partido Liberal no sabían utilizar correctamente el sistema, lo que provocó retrasos en la jornada.
“A pesar de la capacitación intensiva que recibimos del Consejo Nacional Electoral (CNE), los encargados de los centros de votación no estaban preparados”, comentó uno de los observadores.
Otro de los problemas graves señalados fue la demora en la llegada de las urnas a varios puntos del país. Algunos votantes no pudieron ejercer su derecho al sufragio porque las maletas con el material electoral nunca llegaron a tiempo o fueron mal gestionadas.
En ciertos lugares, incluso hasta la noche, no se habían instalado todas las mesas. “Es la primera vez que presenciamos un evento electoral en el que los ciudadanos no pueden votar ni siquiera en elecciones primarias”, destacaron los observadores.
Persona votando más de una vez
En la escuela Pablo Portillo Figueroa, un observador de la OEA reportó que “He visto a una persona votando más de una vez, depositando más de una papeleta en una misma urna”.
Las Fuerzas Armadas, responsables de custodiar y trasladar el material electoral, también quedaron en el ojo del huracán.
Gustau Alegret, uno de los observadores, expresó su inquietud sobre la seguridad en el transporte de las maletas electorales. “Es momento de estar alerta, de estar preocupado”, advirtió.
Los observadores internacionales lamentaron que, a pesar de los esfuerzos, no se haya logrado un proceso electoral completamente ordenado y transparente.
“Lo único que puedo hacer es transmitir el mensaje y la preocupación de los ciudadanos”, expresó un observador. Alegrette cerró con una advertencia clara: “La democracia es muy difícil de ganar, pero es muy fácil de perder”.