Doña María Guadalupe Rivera empujó la silla de ruedas de su esposo José Ernesto Guevara hasta la urna electoral de la escuela Normal de Occidente en La Esperanza, Intibucá, para que éste ejerciera el sufragio.
Debido a la diabetes, al anciano de 81 años le amputaron sus dos piernas y ya empezó a perder la vista, pero esto no le impidió ir a dar su voto. 'Hasta que me muera voy a dejar de votar', expresó.
Como él, cientos de campesinos salvaron los obstáculos y se trasladaron a los centros de votación.
Algunos, como doña Joaquina Rivera, abordaron un vehículo de paila en la madrugada.
'Salimos de la aldea a las cuatro, tomamos café y nos venimos', dijo la ama de casa.
Los adultos mayores fueron los primeros en llegar.
Alejandrina Aguilar Pineda, 74, fue la primera liberal que llegó a las urnas de La Esperanza. Comentó que desde que cumplió 18 años participa en las elecciones políticas. Los nacionalistas fueron representados por Cipriano Pineda Sabillón, 93.
Ambos ancianos esperaron desde las 6.30 de la mañana en la escuela Normal de Occidente con la fe puesta en sus partidos.
