Marcada por los últimos acontecimientos violentos que han estremecido al país, San Pedro Sula se convertirá este fin de semana en la casa del Partido Nacional, PN, al ser sede de la convención ordinaria de este instituto político.
Ricardo Álvarez, presidente del Comité Central del Partido Nacional, CCPN, señala que precisamente la crisis de seguridad en la capital industrial motivó a tener allí el máximo encuentro del nacionalismo.
“Vamos a respaldar a San Pedro Sula, a decirle ‘sampedranos, aquí está el Partido Nacional diciendo no tenemos miedo y vamos a vencer a la delincuencia’”, declaró el alcalde de Tegucigalpa.
Álvarez reconoció que en cuanto a seguridad falta mucho por hacer, “Óscar Álvarez le dio excelente resultado al presidente Maduro. Es el mismo hombre con su mismo viceministro y deben darle igual resultado, aunque la situación es diferente”, dijo.
La seguridad pasa a segundo plano, al menos en los asuntos que se abordarán en la convención.
El presidente del PN admite que no hay unidad fuerte porque han surgido líderes que se están abriendo espacios para satisfacer sus intereses personales.
La convención del fin de semana será determinante para que el año próximo no se repita la campaña de insultos del pasado que ponga en peligro la continuidad en el poder del nacionalismo.
Según se supo, todo está listo para que en la convención se dé respaldo total al gobierno de Lobo Sosa. Álvarez lo confirma, pero asegura que hay otros puntos fundamentales que tratar.
“Hay que cumplirle al pueblo con un buen gobierno y el respaldo al gobierno del presidente Lobo será unánime por la convención, pero hay que mandarle un mensaje fuerte al nacionalismo de que todos los que puedan aspirar tenemos claro que Honduras es primero, el Partido Nacional segundo y las aspiraciones en tercer lugar”, dijo.
“Una de mis luchas como presidente del partido es buscar espacios para el nacionalismo para que no olviden los ministros, directores y gerentes que quienes nos tienen en estos puestos fueron los activistas. Como presidente debo velar por ellos”, agregó.
Ricardo Álvarez relata que cada día firma una resma de 500 recomendaciones porque el nacionalismo todavía tiene esperanzas de que se le abran las puertas en el Gobierno.
Precisamente por el incumplimiento de empleo para los activistas ya se prevén fuertes reclamos de las bases durante la convención.
“La convención es el espacio donde la máxima representación del nacionalismo tiene derecho de ser escuchada”, apunta Álvarez.
Unidad e inconformismo
El líder nacionalista negó que ya esté definida una agenda para el encuentro del fin de semana, “la convención es un espacio donde el nacionalismo tiene derecho de manifestar sus opiniones.
Vamos a escuchar a los activistas y a atenderlos. No tengo ningún temor porque he recorrido el país”, apuntó.
El presidente del PN comentó que en Tegucigalpa el Partido Nacional cuenta con aproximadamente diez mil activistas, “yo diría que un 60 ó 65 por ciento está empleado. Pero en el resto del país hay demasiados nacionalistas fuera”, estableció.
¿Qué pasó con la partida para pagar prestaciones?, se le consulta.
“Se debe gobernar con sus seguidores y con la gente leal a uno porque quienes dicen que son empleados eficientes y son de otros partidos son los que llegan más temprano y se van más tarde para quedar bien con el jefe, pero al final tratan de hacer las cosas mal o que otros lo hagan mal para que el Gobierno fracase.
Uno debe darle todo el espacio debido al nacionalista que es leal, quiere a su partido y quiere a este Gobierno, que quiere a Pepe Lobo para asegurarse de que no tendremos gente infiltrada”, replicó Álvarez.
Sobre la publicitada unidad en el Partido Nacional, Álvarez reconoce que esto aún no se ha logrado.
“Hay unidad muy clara en algunas cosas. Hay unidad clara en el sentido de que todos queremos que Honduras salga adelante, el partido salga bien y el presidente Lobo salga bien con su gobierno.
Pero no hay unidad en cuanto a que cada quien busca un espacio para convertirse en el candidato. Eso es mentira”, afirma.
Las ambiciones individuales de los precandidatos podrían derivar en una campaña de insultos, como ocurrió en el pasado en el Partido Nacional.
Álvarez señala como responsable a la gente de que se hacen rodear los candidatos. “A veces, asesores internacionales, asesores nacionales, gente que está debajo de cada uno de los candidatos empieza a montar este tipo de escenarios. Cada quien anda haciendo su lucha”, dijo.
“Quiero que Miguel Pastor haga una buena labor en Soptravi porque vamos a tener mejores carreteras.
Quiero que Óscar Álvarez cumpla y le dé seguridad a este pueblo, que Hernández Alvarado haga una buena labor en el Congreso, lo mismo que Mario Canahuati y María Antonieta Guillén.
Todo esto para que al final el nacionalismo, en una elección interna, escoja al mejor y no pase lo que pasó una vez: las campañas de insulto y difamación, las zancadillas en el camino”, agregó.
Ricardo Álvarez les solicitó a los aspirantes presidenciales que no pongan los intereses personales encima de los de Honduras.
“La unidad no depende de levantar la mano en la convención, sino en las acciones de cada uno. La unidad definitivamente representa el 50 por ciento del triunfo de cualquier instituto político”, finalizó.