El 'Ave María' de Verdi resonaba el sábado en la catedral de Módena mientras el mundo despedía a Luciano Pavarotti en un funeral al que asistieron miembros de su familia, dignatarios y amigos, y que era visto por sus admiradores de todo el mundo.
El papa Benedicto XVI envió un telegrama de condolencias, que fue leído en voz alta al comienzo de la misa. Dijo que Pavarotti había honrado 'el regalo divino de la música a través de su talento interpretativo extraordinario'.
Miles de personas observaban el servicio religioso —al que sólo pudieron ingresar invitados especiales— a través de una pantalla gigante de televisión ubicada en la plaza principal de Módena, donde se escucharon las grabaciones de los trabajos más famosos del tenor durante los dos días que su féretro permaneció en la catedral para que el público lo viera.
El ataúd de Pavarotti de arce blanco estaba cubierto de girasoles —su flor favorita— y yacía junto al altar. Su viuda, Nicoletta Mantovani, no dejaba de mirarlo. Sentadas cerca estaban las tres hijas que el tenor tuvo en su primer matrimonio.
El tenor falleció el jueves en su casa de las afueras de Módena a causa de un cáncer de páncreas que lo aquejó durante más de un año. Tenía 71 años y fue querido tanto por fanáticos de la ópera como del pop.
Las autoridades municipales dijeron que se entregaron 87 MIL tarjetas conmemorativas a las personas que acudieron a darle un último adiós a Pavarotti.
Sus admiradores firmaron libros de condolencias colocados junto a floreros con girasoles afuera de la catedral. La cancillería dijo que otros libros similares habían sido enviados a las embajadas y consulados de todo el mundo.
La soprano búlgara Raina Kabaivanska, una vecina de Módena que había trabajado con Pavarotti, lloró mientras cantaba el 'Ave María' al comienzo de la ceremonia.
El tenor Andrea Bocelli cantaba el 'Ave Verum Corpus' de Mozart y el coro de Rossini Chorus entonó varios himnos religiosos durante la misa, celebrada por el arzobispo de Módena Benito Cocchi y otros 18 sacerdotes.
El cadáver de Pavarotti —vestido con un esmoquin negro y con su clásico pañuelo blanco entre sus manos— había permanecido en la catedral para que el público lo viera desde el jueves en la noche.
Entre los presentes en el funeral estaban el primer ministro italiano Romano Prodi y el ministro de Cultura Francesco Rutelli, el director de cine italiano Franco Zeffirelli, y el ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan.
Se esperaba también la presencia del líder de U2, Bono; Stephane Lissner, gerente general de La Scala de Milán, donde Pavarotti se presentó 140 veces; y el ex gerente general de la Metropolitan Opera, Joe Volpe.
El tenor era enterrado en el cementerio Montale Rangone, cerca de Módena, donde descansan sus familiares, entre ellos sus padres.
Nota del día
Miles de personas dan el último adiós a Luciano Pavarotti
Módena envuelta en el dolor
Miles de personas pasaron ayer ante al ataúd abierto de Luciano Pavarotti en la catedral de su ciudad natal en Italia, para dar su último adiós a un tenor cuya muerte provocó emotivos homenajes en todo el mundo.
El presidente italiano Giorgio Napolitano se unió a las multitudes en la antigua catedral de Módena, en donde los seguidores podían ver por última vez a uno de los mayores tenores de la historia de la ópera.
'Quería representar personalmente la emoción y gratitud de los italianos de todas partes y clases hacia alguien que llevó consigo a todas partes la voz más pura y la imagen más pura de nuestro país', dijo Napolitano.
La corpulenta estrella de la ópera, que murió el jueves a los 71 años, llevaba un esmoquin negro, con las manos unidas sobre el estómago sujetando un pañuelo blanco -un elemento que no faltaba en sus recitales- y un rosario. Estaban presentes su segunda esposa Nicoletta Mantovani, quien cargaba en brazos a su hija de cuatro años, Alice, y su primera esposa Adua Veroni con dos de las tres hijas de ese matrimonio, que están todas en sus 40 años. Pavarotti es enterrado hoy en su ciudad natal.