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Matías Funes fue despedido con honores

  • 12 febrero 2015 /

Personas de todos los estratos le dispensaron al intelectual una demostración de duelo ayer en su sepelio.

Tegucigalpa, Honduras

Los restos mortales del intelectual Matías Funes fueron conducidos a su última morada cobijados por la Bandera Nacional como un símbolo de lealtad, de amor, de invariables convicciones y de justicia social.

Este fue el ambiente que caracterizó una lúgubre ceremonia que tuvo lugar a partir de las 3:00 pm de ayer en Jardines de Paz Suyapa, adonde muchos compatriotas de los diferentes estratos le dieron el último adiós al conocido hombre de letras.

Funes falleció la tarde del martes víctima de una enfermedad en el páncreas que lo ausentó de los escenarios públicos y académicos en los últimos meses, sin que ello le hiciera perder el optimismo de ver a su país encauzado por los mejores derroteros.

La admiración y el respeto que le tenían quienes lo acompañaron hasta su descanso eterno, se hizo sentir con el llanto, la tristeza y con los doloridos discursos que se escucharon antes de sepultar sus restos.

Una hora antes en el santuario de Suyapa, una solemne misa fue oficiada por el padre Tony Salinas, quien destacó las virtudes intelectuales y patrióticas del autor de Valle: su tiempo y el nuestro y Los deliberantes: el poder militar en Honduras, entre otras obras. Matías: “seguirás siendo una estrella que desde el firmamento nos ayudarás a seguir construyendo Honduras”, afirmó el religioso.

Destacó de Funes “su preocupación sincera por los pobres” por quienes luchó y se los llevó en el corazón con la seguridad de que, cuando Dios los llame, estarán con él en el Cielo.

La procesión solemne y silenciosa partió de la iglesia hacia el cementerio Jardines de Paz Suyapa, adonde se le tributaron los últimos honores.

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Pocos políticos y funcionarios se vieron en el sepelio, pero sí asistieron viejos compañeros de lucha, pensadores, académicos, investigadores, exalumnos y autoridades de la Unah, entre otros.

En medio del llanto y dolor destacó el testimonio de Aída Rivera, quien por muchos años laboró como doméstica de Funes después de vender chicles en la calle. “Gracias Dios por haberme dado la oportunidad de conocer a este hombre que me enseñó mucho”, dijo llorando.

Su hijo Fidel Ernesto agradeció de su padre los buenos momentos que pasó con él. “Debemos recordarlo con la sonrisa en su rostro”.