Cerca de 30,000 hondureños se han consolidado en Honduras como personas que, desde las redes sociales, influyen en el consumo y decisiones de compra, forman opinión pública, inciden en la vida política y hasta en la salud mental de segmentos poblacionales de este país que se acerca a los 10 millones habitantes.
El fenómeno de los influencers se ha acentuado y crecido impresionantemente, tanto en cantidad como en su participación social, que ha ubicado a Honduras en una posición medianamente protagonista en el ámbito latinoamericano.
El Estudio Sobre Influencers América Latina de la firma Influencity destaca que Honduras pasó de tener 18,178 influencers en 2020 a 27,563 (2023); cada año hubo un incremento de 3,158 en promedio.
Este notable crecimiento coloca al país en el puesto número 12 entre los 20 de América Latina con mayor cantidad. Sorprendentemente, supera a El Salvador (donde el gobierno de Nayib Bukele les ha dado relevancia), Costa Rica, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Venezuela, Cuba y Bolivia.
En Honduras, el 36.61% de los influencers está integrado por el género masculino y el 63.39% por el femenino, establece el estudio que ubica a Brasil como el país que cuenta con la mayor cantidad de personas (más 14 millones) dedicadas a generar contenido de diversos tópicos en América Latina.
Esta nueva ocupación, impulsada por el mayor uso de redes sociales después de Covid-19, está divida en categorías definidas por la cantidad de seguidores: nano influencer (menos de 10,0000 seguidores), micro influencer (entre 10,000 y 100,000), macro influencer (100,000 y un millón) y mega influencer (más de un millón de seguidores).
Dentro de esas categorías, la mayor parte de hondureños se encuentra en las inferiores: solo tiene alrededor de 26 macroinfluencers (la mayoría mujeres) por lo menos en Instragram. En el resto de países, igualmente, el género femenino lidera la categoría más alta de generadores de contenido.
Influencer Marketing Hub conceptualiza que un influencer es alguien que “tiene el poder de afectar las decisiones de compra de otros, debido a su autoridad, conocimiento, posición o relación con su audiencia. Los influencers suelen estar activos en plataformas de redes sociales como Facebook, YouTube, X, TikTok e Instagram”.
Normalmente, cada influencer es conocido por un nicho específico, sea moda, viajes, juegos, belleza, cocina, fitness o cualquier otra área de interés. Crean contenido en torno a su segmento y las personas que los siguen, están interesadas en ese tema en particular.
En el ámbito hondureño, una influencer es Suly Cálix, periodista que hasta hace poco trabajó para HCH y hoy, luego de capitalizar miles de seguidores en las redes y armar una cartera de clientes empresariales, se dedica a tiempo completo a generar contenido comercial.
Cálix dice que ella no se considera influencer, sino “una generadora de contenido” para empresas que desean que sus productos y servicios tengan un mayor alcance, sin embargo, aclara que hay influencers de todo tipo y que inciden en la sociedad de manera positiva o negativa.
Cálix, entrevistada por La Prensa, explica que ella, por haber estudiado periodismo, tiene parámetros profesionales, éticos y morales en los cuales se basa para difundir información veraz a través de las redes sociales y, de esta manera, no cae en el juego de masificar noticias falsas, conocidas como fake news.
“Así como hay influencers que influyen positivamente, también hay influencers que influyen de manera negativa. Estas son personas que se atreven a hablar de algunos temas que desconocen, por ejemplo, de medicina, psicología o nutrición sin haber estudiado esas áreas. Con esto pueden causarle un problema a otra persona”, advierte.
Cálix le recomienda a los jóvenes que en este momento sueñan o se ilusionan con ser una celebridad de las redes sociales que “estudien porque el trabajo de influencer lo pueden llevar perfectamente de la mano de su carrera, eso da dinero para vivir de ello”.
“Igualmente, los padres tienen la misión muy importante de fomentar que el estudio es lo primordial y la base del crecimiento personal. Al final todos somos influencers, pero la forma en cómo lo hacemos y lo hagamos dependerá de nuestros principios y estudios y de la ética que debemos mantener como seres humanos”, dice Cálix, con cerca de 600,000 seguidores en Facebook.
Entre la fama, las fake news y el dinero ganado en las plataformas
Más de 7 millones de hondureños conectados a internet, de acuerdo con el informe Digital 2024: Honduras de DataReportal, interactúan y consumen la publicidad ofrecida a través de Facebook, Instragram, YouTube, TikTok, donde los influencers muestran su trabajo y de cuyas plataformas obtienen un ingreso económico que puede variar según el modelo de negocios de cada una de esas empresas.
Algunas personas, consideradas influencers por la cantidad de seguidores que tienen, no registran ingresos por generar contenido en estas redes, sino que obtienen otros beneficios, como prestigio y fama, para a la postre ganar potenciales votantes al momento de incursionar en la política. Pero estos son proclives a difundir rumores, noticias falsas e información errónea para afectar a futuros rivales.
Patricia Murillo, catedrática de periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en San Pedro Sula, señala que influencer es “una persona que puede influir sobre los demás especialmente utilizando las redes sociales”, pero hoy, “la novedad respecto a otras épocas podría ser la vertiginosa capacidad de vivir los hechos que permiten las redes sociales, las teologías de punta, y lanzar mensajes que buscan impactar en el cerebro de otros, de muchos y hasta de millones, con una intención de que crean lo que les comunican, independientemente sea verdadero o no, tenga partes de verdad, partes de ficción o falsedad.”.
“Considero que desde siempre han existido personas influyentes en todas las civilizaciones, podríamos decir que el mismo Jesucristo con su voz y ejemplo lo fue y sigue siéndolo aún para millones. Ghandi influyó para promover una cultura de paz y no de venganza. Pepe Mujica, expresidente uruguayo, sigue aún a su avanzada edad impactando entre las jóvenes generaciones por la capacidad de transmitir sus verdades cimentadas en su amor al prójimo. Entonces el fenómeno de buscar que otros piensen o crean como el que opina en público (el influyente) es común desde el surgimiento del ser humano y va aparejado a la necesidad de saber de todos”, dice.
Murillo advierte que “en un país como el nuestro, donde estudios internacionales han señalado a su pueblo como uno de los más fácilmente manipulables en política del continente americano, (...) podríamos coincidir que la poca formación integral que tenemos nos vuelve presa fácil de un influyente por lo que debe ser motivo de responsabilidad individual y hasta grupal y por qué no gubernamental proveer las herramientas de educación pertinente que permita un discernimiento y pensamiento propio a los ciudadanos desde niños, a los jóvenes, etc, para no ser parte del rebaño como dicen algunos sociólogos”.
“Podemos creer que algunos influencers saben muy bien de la psicología de la gente, de sus frustraciones, anhelos, miedos, etc. Y por ese camino se vuelven distractores de sus circunstancias y pueden incluso lograr que evadan las mimas, por supuesto que temporalmente. Desde luego y aclaro, que no estoy generalizando en todos los influyentes o influencers. Al final de cuentas, considero, cada quien es libre de dejarse llevar o no por los centenares de mensajes que cada día recibe e investigar si es cierto o no lo que los influencers comunican (...)”, dice.
¿Los influeners desplazarán a los periodistas y a los medios de comunicación?
Según la encuesta Detrás de la pantalla de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), realizada entre influencers de 45 países, el 62% de los creadores de contenido digital tienen dificultades para evaluar la credibilidad de la información que encuentran en línea y que al mismo tiempo difunden.
Esa encuesta publicada hace unos días concluye también en que la principal motivación para crear contenido en las redes sociales es compartir conocimientos con otros (26%), obtener ingresos (23,8%), entretener (23,4%), expresar sus opiniones y emociones (13,8%).
Considerando esos hallazgos, Murillo dice “que el periodismo trascendental que verifica científicamente los hechos y tiene la verdad en su brújula debería ser la diferencia ante algunos influyentes o influencers en la opinión pública que no siempre tienen las mejores intenciones o en realidad con su comunicación no elevan las cualidades humanas, ni priorizan los valores de la convivencia civilizada”.
Aún frente al auge que los influencers están tomando en Honduras y en todo el mundo, Santos Gálvez, catedrático universitario y miembro del Tribunal de Honor del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), descarta que estos desplacen a los periodistas y medios de comunicación que históricamente han llevado la información a las masas.
“El trabajo de los periodistas y medios no podrá ser sustituido por los influencers que tienen su nicho básicamente en audiencias interesadas en el entretenimiento. El periodismo se caracteriza por la seriedad y veracidad y para ello los profesionales del campo hemos sido formados, por lo que no podemos caer en el facilísimo de los influencers, caracterizado por contenidos que solo buscan promoción y vistas”, dice.
Gálvez está seguro que “los aspectos éticos serán siempre también una perspectiva a diferenciar entre ambos y aunque el periodismo esté siendo más cuestionado por la ética, tampoco cae descaradamente en el chantaje típico de los influencers”.
Pero como en todos los países, en Honduras, el universo de los influencers es diverso y colorido.
No solo hay personas que desean compartir sus experiencias, ser asesores, consejeros o simplemente difusores de información falsa para obtener un beneficio político, también están algunas hondureñas como Jennifer Funes (@jennimfunes), que con más de 700,000 seguidores está situada en la posición 11 del Top 1000 de Instagram de Honduras publicado por StarNgage. Esta hondureña es reconocida por generar contenido para adultos en la plataforma OnlyFans.