Fuertes réplicas continuaban sacudiendo ayer la costa occidental de Japón, un día después del violento sismo que dejó un muerto y al menos 200 heridos, poniendo a prueba los nervios de los supervivientes, traumatizados por la catástrofe.
Según el último balance de los servicios de socorro, una mujer de 52 años murió y al menos 193 personas resultaron heridas, algunas de gravedad, por este terremoto, de 6,9 en la escala abierta de Richter.
Pánico
Más de 200 réplicas, algunas de ellas fuertes, siguieron a la principal sacudida, creando el pánico entre unas 2 mil 600 personas sin hogar que tuvieron que pasar la noche en refugios provisionales.
“Anoche dormí muy poco. Me desperté cada vez que había una réplica”, se quejó Chiezo Seto, un comerciante de 56 años cuya casa se derrumbó.
En la pequeña ciudad portuaria de Wajima, en el centro de la zona devastada, soldados, bomberos y policías trataban de encontrar a eventuales desaparecidos.
Otra prioridad es restablecer el aprovisionamiento de agua, cortada desde el domingo por la mañana.
Algunos habitantes ayudaban a sacar los escombros. Mientras otros inconsolables, se limitaban a mirar, llorar y observar las ruinas de sus antiguos viviendas.
Consecuencia
Varios accesos siguen bloqueados por los deslizamientos de tierra en rutas de comunicación.
