Agentes de la Policía Nacional realizan registros minuciosos en autobuses de transporte interurbano y carros particulares en el desvío de Braulio en Tocoa, Colón.
Se espera que entre hoy y mañana lleguen más policías y militares para completar los 600 que darán mayor seguridad en la zona.
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La tensión se respira en Colón, los pobladores no quieren hablar de la inseguridad que volvió a estallar con las matanzas entre domingo y lunes que acabaron con la vida de once personas y dejaron heridas a quince más en el Bajo Aguán.
A pesar de que el Gobierno anunció ayer el comienzo de la “Operación Xatruch II”, que estará en la zona permanentemente para controlar la ola de violencia, ayer aún no había movilización policial ni de el Ejército.
La fuerza de tarea estará conformada por 600 hombres de la Policía y las Fuerzas Armadas.
El jefe departamental de Colón, Julio Benítez, aseguró que hasta el viernes estará en la zona el contingente policial que resguardará los puntos críticos del departamento de Colón.
La población espera la llegada de los agentes. Aunque Tocoa no es el centro de las acciones violentas, sufre el impacto de los enfrentamientos en las fincas en Trujillo y Bonito Oriental.
“Si el Gobierno no logra controlar la zona, se le va el problema de las manos. Están muriendo campesinos y guardias. Ayer atacaron a empleados de una empresa. Nadie está exento de morir aquí”, manifestó un poblador, que por miedo no dio su nombre.
Nuevo ataque deja heridos
En menos de tres días sucedieron once muertes y hubo quince heridos en el Aguán.
Sigue la violencia que se desató el domingo. Un nuevo enfrentamiento tuvo lugar ayer a las 10.20 de la mañana. Luego de varios disparos en la finca El Camarón, en Bonito Oriental se supo que tres cortadores de fruta estaban heridos.
Las víctimas, que fueron trasladadas de inmediato al hospital y están fuera de peligro, son trabajadores de la empresa Dinant, propiedad del empresario Miguel Facussé.
El domingo anterior en la finca Paso Aguán ocurrió el primer un enfrentamiento entre campesinos y guardias, que dejó seis muertos.
La población está atemorizada y a la expectativa. Tiene temor porque ahora los ataques van dirigidos contra cualquier persona que consideran sospechosa y temen que se dañe a gente inocente que se mantiene al margen de los problemas agrarios.
A quemarropa
Según relatos, a las 10.20 de la mañana, cuatro cortadores salían de la finca El Camarón en sus bicicletas e iban juntos cuando sorpresivamente fueron atacados desde un vehículo.
“Veníamos saliendo de la finca y vimos que un carro iba en marcha en la carretera. Vimos varios hombres armados y sin saber por qué nos dispararon. No sabemos quiénes eran. Era una lluvia de disparos y nos salvamos porque nos tiramos en la cuneta que está cerca de Finca 15. Ya no podemos trabajar”, manifestó José Concepción Guevara, uno de los tres heridos en el ataque de ayer.
Ever Laínez Hernández es otro de lesionado que se recupera en un centro asistencial de Tocoa.
Él tiene una herida en uno de los glúteos que lo obliga a permanecer boca abajo. Se niega a hablar; teme que si lo identifican al salir del hospital, tomen represalias contra él. “Estamos preocupados. Si no paran este problema, peligra todo: los empleos y nuestras vidas. Es necesario emprender acciones para que de una vez por todas el problema se resuelva, pero así no podemos continuar. Hoy podemos contar lo que ocurrió, pero hay muchos que se van a la tumba”, manifestó Laínez.
El otro herido fue identificado como Nelson David Hernández, que fue dado de alta después de curarle un roce de bala en el pecho. La situación en el Aguán obligó ayer a que los supervisores de seguridad de las empresas de la Corporación Dinant se reunieran con el jefe regional de la Policía, Carlos Aguilera, y el jefe departamental Julio Benítez para que se brinden condiciones seguras a los empleados de la empresa en vista de los ataques que han sufrido en los últimos días.
Fincas invadidas
Dos fincas se encuentran tomadas: La Consentida y Paso Aguán, que la Policía califica de críticas y evitan que los medios se acerquen a la zona, donde vigilan 400 hombres armados.
La Policía informó que al menos cuatro guardias de seguridad están desaparecidos desde febrero sin que aún se tengan pistas de ellos.
Un equipo de LA PRENSA recorrió ayer la zona de la margen izquierda para constatar los patrullajes, pero en la zona no había presencia de autoridades.
Los desvíos hacia poblados cercanos estaban solos y los pocos elementos policiales resguardaban puntos de la zona urbana.