La comunidad católica de la Diócesis de Trujillo, repudió el ataque del que fue víctima el padre Hermenegildo Ramírez, vicario general de esta porción eclesial, quien el pasado lunes fue apuñalado en la aldea Belaire, Jutiapa.
Aunque el sacerdote ya se está recuperando de las heridas recibidas en un centro asistencial, la feligresía y autoridades eclesiales, condenaron la ola de violencia que vive el país.
“Este clima de inseguridad afecta a la patria y a las familias. Están en las calles, en el transporte o el trabajo en una situación de inseguridad, eso cualquiera lo puede sufrir porque somos habitantes de una nación en la que estamos enfrentados a la violencia, ya sea general o incluso, del crimen organizado, y vivimos a expensas de cualquier cosa”, lamentó el padre Felipe López, párroco de Trujillo. El padre Hermenegildo Ramírez fue atacado por un hombre al que él mismo le dio un aventón en el camino cuando se conducía hacia La Ceiba el pasado lunes. Fue cuando iban a la altura de la comunidad de Belaire, que el sujeto obligó al cura a bajarse del carro y después lo atacó propinándole una puñalada.
López aclaró que lo sucedido al vicario general, está aislado de cualquier ataque directo contra la Iglesia, la cual se extiende en los departamentos de Colón y Gracias a Dios y donde el narcotráfico, el crimen organizado y las luchas agrarias se han apoderado de la región.
Antonio Álvarez, uno de los responsables de la administración de la parroquia Virgen de los Remedios de Sonaguera, lamentó que esta situación de violencia haya alcanzado a un sacerdote dedicado a su Iglesia a servir a la gente necesitada.
La Iglesia Parroquial desde lo sucedido, ha estado llena de fieles que se sumado a las jornadas de oración por la salud de su pastor.
“Agradecemos a todas las familias que han venido a orar y dar muestras de solidaridad”, manifestó el padre Juventino Mendoza, compañero de Ramírez y vicario parroquial de la Iglesia Católica de Sonaguera.