Las autoridades federales de Estados Unidos arrestaron el 16 de abril en Brockton, Massachusetts, a Óscar López Pérez, un ciudadano hondureño de 40 años con un historial de reingresos ilegales y antecedentes penales.
La operación fue realizada por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), con el respaldo del FBI y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).
López Pérez ha sido señalado por ICE como un caso emblemático de reincidencia, tanto por su historial criminal como por sus múltiples intentos de ingresar a territorio estadounidense luego de haber sido deportado.
Reincidente tanto en la frontera como en la justicia
El historial de López con las autoridades migratorias se remonta a 2003, cuando se emitió la primera orden de deportación en su contra.
Fue interceptado por primera vez en mayo de 2008 por la Patrulla Fronteriza, pero no fue sino hasta 2013 que se concretó su primera expulsión del país.
Sin embargo, pocos meses después volvió a cruzar la frontera y fue nuevamente detenido. Fue deportado una segunda vez el 31 de mayo de 2013, pero las autoridades desconocen cuándo y por dónde logró volver a ingresar.
Además de sus infracciones migratorias, López ha enfrentado cargos penales en dos ocasiones: en 2011 fue declarado culpable de agresión con lesiones en Brockton, y en 2020 fue detenido en Stoughton por conducir bajo los efectos del alcohol y de manera temeraria.
ICE lo considera una amenaza para la comunidad
Las reincidencias de López en ambos ámbitos, migratorio y penal, han encendido las alarmas entre las agencias encargadas de seguridad. Para Patricia H. Hyde, directora interina de la Oficina de Operaciones de Detención y Deportación de ICE en Boston, el caso representa un riesgo claro para la población.
“Demostró un total desprecio por las leyes migratorias y representa una amenaza significativa para los residentes de Massachusetts. No toleraremos estas amenazas en nuestras comunidades”, declaró.