Hondureños en España: cerca de 80,000 residen legalmente en aquel país

España se ha convertido en el principal puerto de llegada para los hondureños

  • 19 de septiembre de 2025 a las 11:45 -
Hondureños en España: cerca de 80,000 residen legalmente en aquel país
Tegucigalpa.

Unos 77,409 mil hondureños cuentan con residencia española en vigor, según el Observatorio Permanente de la Inmigración del Ministerio de Inclusión de España.

La cifra supone un ligero aumento respecto a 2024, cuando rondaba los 76 mil registros legales.

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España se ha convertido en el principal puerto de llegada para los hondureños que, con maletas cargadas de ilusiones y papeles bajo el brazo, buscan un nuevo comienzo en Europa.

La cifra supone un ligero aumento respecto a 2024, cuando rondaba los 76 mil registros legales.

La mayoría de los connacionales, 65,571 personas, poseen algún tipo de autorización de residencia dentro del régimen de extranjería.

A este grupo se suman 11,832 hondureños con certificado de registro como familiares de ciudadanos de la Unión Europea o la Asociación Europea de Libre Comercio (UE/AELC), así como seis personas con documentos vinculados al Acuerdo de Retirada por el Brexit.

Miles de hondureños dejan una huella positiva alrededor del mundo

Dentro del régimen de extranjería, la historia se repite con matices personales: casi 16 mil hondureños lograron su residencia por la vía del arraigo, un mecanismo que suele ser la primera puerta hacia la regularización. De ellos, el 89% nunca había tenido autorización previa.

Además, este segmento tiene un fuerte componente femenino: 68% son mujeres y 32% hombres. Un grupo significativo también ha alcanzado la residencia de larga duración, con 8,951 personas que superaron los cinco años de permanencia en España.

Otros permisos menos frecuentes son los de reagrupación familiar (1,957 casos), residencia no lucrativa (3,187) y autorizaciones relacionadas con protección internacional (2,502).

Miles de hondureños dejan una huella positiva alrededor del mundo

En cuanto a los hondureños con vínculos familiares en Europa, los datos del OPI muestran que 10,466 cuentan con una tarjeta temporal como familiar de ciudadano de la UE o AELC, mientras que 2,298 ya tienen una tarjeta permanente bajo ese mismo régimen. Este estatus les permite mayor estabilidad y acceso a derechos.

Las estadísticas también detallan que, al 31 de diciembre de 2024, 60,916 hondureños estaban afiliados a la Seguridad Social en España, lo que representa un 3% del total de afiliados provenientes de países no comunitarios.

De este grupo, el 68% son mujeres (41,331) y el 32% hombres (19,583), lo que confirma la marcada feminización de la migración hondureña hacia ese país.

Protección internacional

En el ámbito de la protección internacional, España recibió durante 2024 un total de 1,904 solicitudes de asilo de hondureños, cifra equivalente al 1% del total de peticiones registradas en el territorio español y en embajadas, fronteras o Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE).

En el mismo año se resolvieron 2,262 solicitudes de protección internacional de hondureños, con apenas el 21% de resoluciones favorables.

Entre enero y marzo de 2025, se registraron 227 nuevas solicitudes, mientras que en ese mismo periodo se resolvieron 644 casos, de los cuales solo el 7% obtuvieron una respuesta positiva.

Además, Eurostat informó que, al 28 de febrero de 2025, 4,745 hondureños aún esperaban la resolución de sus solicitudes de asilo en España, de los cuales el 48% eran mujeres y el 22% menores de 18 años.

Censos

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, al 1 de enero de 2024 se contabilizaron 171,771 personas de nacionalidad hondureña inscritas en los registros municipales.

Esta cifra supera ampliamente la cantidad de personas con documentación de residencia, lo que evidencia la magnitud de la comunidad hondureña en ese país.

El perfil sociodemográfico de los migrantes también se refleja en las estadísticas. Entre quienes poseen residencia por arraigo, el 64% de los mayores de 16 años están afiliados a la Seguridad Social, lo que indica su incorporación al mercado laboral, aunque con retos de formalización.

Cifras oficiales revelan en España residen entre 250,000 y 300,000 hondureños.

Dificultades

La defensora de derechos humanos y experta en temas migratorios, Itsmania Platero, advirtió que los hondureños que llegan a España enfrentan un panorama complejo para regularizarse y acceder a mejores condiciones de vida.

Según explicó, a diferencia de Estados Unidos, donde existe el proceso de “miedo creíble”, España exige a los solicitantes de asilo o residencia una amplia documentación legal, incluyendo antecedentes penales apostillados, certificados de vacunación y pruebas que respalden su petición.

Platero destacó que este requisito se convierte en una barrera para quienes viajan sin preparación o de forma irregular, pues sin esos documentos resulta casi imposible acceder a vivienda o empleo formal.

“No les alquilan un piso si no presentan papeles en regla, y ahora incluso les exigen certificados de vacunación”, comentó.

Uno de los mecanismos de apoyo que reciben al llegar son las denominadas casas hogar, espacios temporales donde son ubicadas familias y solicitantes de asilo.

Sin embargo, muchos jóvenes abandonan estos lugares y terminan en situación de calle. En ciudades como Madrid y Barcelona, se han documentado hondureños durmiendo en parques, algunos en condición de consumo de drogas, lo que dificulta que reciban asistencia de autoridades o incluso de consulados.

La defensora también relató casos de connacionales que han huido de la violencia en Honduras y han conseguido asilo en España, aunque el proceso de reunificación familiar sigue siendo lento y en algunos casos los hijos quedan expuestos a graves vulneraciones en el país de origen.

Además, denunció que varias mujeres hondureñas han sido víctimas de maltrato y violencia en territorio español, llegando incluso a casos de feminicidio que han conmocionado a la comunidad migrante.

En el ámbito laboral, Platero señaló que los hombres hondureños enfrentan mayores dificultades para acceder a empleo, especialmente si no cuentan con residencia o permisos de trabajo.

Muchos terminan en subempleos, como el cuidado de personas mayores, con salarios bajos que, aunque insuficientes en España, resultan más altos que en Honduras. En algunas regiones también se exige el aprendizaje del catalán como requisito para acceder a ciertas oportunidades.

Otro de los retos señalados es el auge de grupos políticos de extrema derecha, como Vox, que promueven discursos de odio contra los migrantes y han impulsado propuestas para detener procesos de regularización o promover deportaciones masivas.

“Este tipo de posturas alimentan la discriminación, la xenofobia y el racismo contra los centroamericanos, en especial contra los hondureños”, advirtió Platero.

Pese a esas dificultades, la defensora reconoció que el sistema de salud en España ofrece mejores condiciones de acceso para los migrantes que en países como Estados Unidos o México.

También resaltó la solidaridad de comunidades españolas y organizaciones humanitarias que brindan apoyo a los hondureños en situación de abandono, con alimentos o ayuda para tramitar documentos.

Platero concluyó que la vida de los hondureños en España no es sencilla. Aunque miles logran regularizarse y aportar a la economía mediante trabajo y cotización en la seguridad social, otro grupo importante sigue atrapado entre la irregularidad, la precariedad laboral y la discriminación social, lo que refleja los grandes desafíos que aún enfrenta esta población migrante.

Lucha y esperanza

Cuando Karen Pineda tomó la decisión de abandonar Honduras en 2017, lo hizo con el corazón roto y la esperanza tambaleante.

Tenía apenas 25 años y ya cargaba con el peso de la frustración, había buscado empleo durante dos años sin obtener ni una llamada. “Me dolía ver cómo tiraban mi currículo a la basura, como si mi esfuerzo no valiera nada”, recuerda.

El miedo a la delincuencia y la falta de oportunidades fueron la chispa que encendió la determinación de empezar de cero.

Su madre, entre lágrimas y sacrificio, le compró un boleto de avión, el 28 de febrero de ese año, Karen subió a un avión rumbo a España, sola, con poco dinero, sin familia, y con un futuro incierto.

El inicio fue un golpe de realidad, el invierno madrileño la recibió con frío intenso, sin ropa adecuada ni abrigo. Y la crudeza se multiplicó con la falta de papeles: sin documentos, no había trabajo digno.

“Gasté mis últimos 20 euros para una entrevista que terminó siendo una trampa. Un hombre se quiso aprovechar de mí. Salí corriendo, con miedo de denunciar porque no tenía papeles”, relata con la voz quebrada.

Aquel episodio la marcó, pero no la detuvo, después consiguió empleo en un restaurante, donde trabajó más de dos semanas. Al terminar, apenas le pagaron 200 euros.

“Me dijeron que ya me habían dado comida y que sin papeles no podían darme más. Con ese dinero solo pude pagar el cuarto. Tuve que pedir comida en Cáritas”, recuerda.

En medio de la precariedad, la solidaridad apareció disfrazada de conocidos y recomendaciones. Una amiga la conectó con una familia en las afueras de Madrid. Trabajaba jornadas interminables, de 7:00 de la mañana a 10:00 de la noche.

No fue fácil, pero esa oportunidad abrió otras puertas. Pronto consiguió un empleo más estable, aunque también lleno de exigencias y momentos de humillación.

Fueron tres años de sacrificios, lágrimas escondidas y jornadas agotadoras. Pero valieron la pena: con un contrato en mano, logró regularizar su situación.

“Conseguir un contrato en España siendo migrante es casi un milagro. Yo tuve la suerte y por eso obtuve mis papeles”, explica.

El camino de la irregularidad al reconocimiento no fue corto ni sencillo, pero Karen no se rindió.

Hoy, tras ocho años de esfuerzo, tiene doble nacionalidad, hondureña y española, un empleo estable en el Estado y una vida que contrasta con aquel inicio marcado por el miedo y el hambre.

“España es un país de oportunidades para quien sabe aprovecharlas”, asegura con orgullo.

Ya no comparte habitación, vive sola, ha formado una relación sólida y ha logrado traer a su familia, que ahora también ha encontrado un nuevo comienzo en suelo europeo.

Mirando atrás, sabe que cada lágrima fue parte de una historia de superación. Karen no olvida de dónde viene ni lo que sufrió, pero tampoco pierde de vista lo que ha logrado.

Su voz transmite la certeza de quien venció la adversidad y abrió camino donde parecía no haber salida.

“Me siento orgullosa de seguir siendo hondureña y de no haber renunciado a mis raíces. La vida me cambió, pero sigo siendo yo”, concluye con una sonrisa que hoy, a diferencia de aquellos días de incertidumbre, brilla con esperanza.

Además, se tomó el tiempo para agradecer a todas esas buenas personas que se le cruzaron en el camino y lograron brindarle apoyo desde que primer día en España hasta ahora.

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