SAN PEDRO SULA
La presión que las fuerzas vivas de La Esperanza e Intibucá ejercieron la semana pasada, previo al Feriado Morazánico, tuvo efecto.
Ayer, algunos equipos y personal de la empresa Prodecom, que se habían retirado del proyecto de pavimentación de Jesús de Otoro a La Esperanza, se reinstalaron en el plantel y reanudaron labores.
- 67 kilómetros hay de Siguatepeque a La Esperanza. El tramo de Jesús de Otoro a La Esperanza está casi listo, aunque no ha sido señalizado.
- 700 millones de lempiras es el costo global inicial del proyecto, por el que se otorgaron dos contratos. De los 35 km entre Otoro y La Esperanza faltan unos 20.
El proyecto estaba paralizado desde hacía más de un mes, y fue hasta que autoridades municipales, de turismo y fuerzas vivas emitieron un pronunciamiento y realizaron una caravana para exigir la conclusión del proyecto que las cuadrillas volvieron.
En la víspera del asueto, el titular de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT), Octavio Pineda, admitió que le adeudaban a Prodecón L160 millones, de los que ayer se supo le pagaron una partida de L30 millones.
Impactados
Nimia Ponce, miembro de la Cámara Nacional de Turismo y la Cámara de Comercio de Intibucá, dijo a LA PRENSA que el pésimo estado de la vía desde Jesús de Otoro a La Esperanza les sigue causando pérdidas incalculables.
El problema es que la carretera está inconclusa desde Otoro, y aunque hay algunos tramos pavimentados con concreto no se pueden utilizar. Más cerca de La Esperanza, todo el asfalto que había fue retirado, haciendo que el recorrido desde Siguatepeque a La Esperanza, que se hacía en una hora, ahora tarde hasta tres si llueve o hay mucho tráfico. Ponce señala que a causa del abandono del proyecto, del 100% de turistas que esperaban para el feriado, apenas llegó el 60%.
“La gente que se aventuró a venir por lo que representa La Esperanza nos decía que llegar era como un deporte extremo, por la enorme cantidad de hoyos que hay”.
La situación es peor y hasta más riesgosa porque ya llueve con regularidad, haciendo que el traslado de frutas y verduras que se producen en el altiplano sea toda una odisea. Para colmo de males, el trayecto desde Yamaranguila a San Juan, que conecta con la ruta lenca, está igual de destruido, haciendo el viaje una pesadilla.