Honduras reduce la importación de banano procedente de Guatemala, aumenta paulatinamente la producción y conserva una modesta participación en el mercado internacional pese a las amenazas de nuevos huracanes, invasión de tierra y limitaciones financieras.
En noviembre de 2020, los huracanes Eta y Iota arrasaron las plantaciones en la costa norte del país y provocaron una caída en la producción que obligó a los comerciantes a importar la fruta de Guatemala para suplir el mercado nacional.
Con un mercado desabastecido, entre 2021 y 2023, Honduras le compró al país vecino más de $3 millones anuales. Gracias a la recuperación parcial de las plantaciones, en 2023 redujo las importaciones a $2.2 millones y en los primeros cuatro meses de 2024 a $600,400, de acuerdo con cifras del Banco de Guatemala (BG).
Después de haber registrado una vertiginosa caída en las exportaciones en 2021 ($312 millones), el sector bananero, compuesto por independientes y las dos compañías transnacionales Chiquita y Dole, dobló la producción y en 2023 envió al mercado internacional (principalmente a Estados Unidos) $684 millones, la cifra más alta de los últimos 6 años, según datos del Banco Central de Honduras (BCH).
Recuperación y problemas constantes
A criterio de Pedro Rodríguez, vicepresidente de la Cooperativa Agropecuaria San Manuel Ulúa LTD (Casmul), el sector bananero aumentó mínimamente la producción en 2023 por la reactivación de una parte de las fincas afectadas por las inundaciones y teme que en 2024 las exportaciones sufran un estancamiento a causa de las altas temperaturas que entre abril y junio provocaron que las plantaciones mermarán la producción.
“En 2020, por las inundaciones, Casmul quedó en cero. Gracias a que teníamos el seguro agrícola activo con Banco Atlántida logramos financiar y recuperamos las fincas. Somos una compañía con 62 años de operaciones y somos una de las pocas que hemos quedado. Las otras cooperativas han desaparecido”, dijo en una entrevista con Diario La Prensa.
Rodríguez agregó que algunos productores independientes importantes no lograron recuperarse y destinaron las tierras a otras actividades agrícolas, organizaciones importantes, como la Cooperativa Agropecuaria Guanchias, cerraron operaciones; Casmul, que tenía alrededor de 400 hectáreas cultivadas con banano en 2019, ahora posee 338 hectáreas, una de las compañías transnacionales enfrenta problemas con los invasores que de manera ilegal se han apoderado de una parte de sus tierras.
“El sector bananero es importante por la generación de empleo. Sólo Casmul genera 480 empleos. Necesitamos apoyo, protección y fortalecimiento de parte del gobierno. Cuando entra fruta de Guatemala a Honduras, el precio baja y nosotros perdemos. Necesitamos acceso a créditos blandos, necesitamos que nos apoyen con subsidios: con las altas temperaturas, hemos tenido que regar las 24 horas con energía eléctrica que es cara en nuestro país, también compramos fertilizantes importados que han subido de precio”, dijo Rodríguez.
Mientras Maynor Veláquez, gerente de la Asociación de Productores Bananeros Nacionales (Aprobana), le indico a La Prensa que ha habido un leve aumento “porque las compañías transnacionales aumentaron un poco la producción, pero los productores independientes han quedado debilitados, muchos quebraron por falta de apoyo financiero después de las inundaciones de Eta y Iota”.
“Las transnacionales se han recuperado porque no le piden financiamiento a la banca nacional. Esas empresas, Chiquita y Dole, consiguen préstamos en mejores condiciones. A los productores independientes les niegan los préstamos y no pueden recuperar las plantaciones. De cuatro cooperativas que teníamos, dos quebraron: El Triunfo, por ejemplo, tuvo que cultivar caña y se comprometió a pagar con la zafra una deuda que tenía pendiente por el cultivo de banano”, dijo.
En el Valle de Sula, donde se concentra la producción de bananos, después de Eta y Iota miles de hectáreas agrícolas quedaron inundadas y más tarde ociosas debido a la falta de recursos financieros. Esta debilidad la aprovecharon los usurpadores para apoderarse de tierras que mantienen ocupadas hasta hoy sin enfrentar repercusiones legales.
“Nosotros tenemos problemas con un grupo de personas que dicen ser campesinos. Nos tienen invadidas 70 manzanas desde junio del año pasado. Tenemos dos años de tener ese problema con esos señores y ninguna institución del Estado nos ayuda a resolverlo. Estas tierras estaban destinadas a la producción de bananos en campo Olivo, Santa Cruz de Yojoa”, dijo el productor Oscar López.
¿Cuál es la participación de Honduras en el mercado mundial?
En medio de esta espiral de problemas que envuelve al sector, Honduras logró hasta abril de este año exportar 8,939.3 cajas de 40 kilos a un precio $25.63 (por debajo de igual período de 2023, pero arriba de la cotización de 2022) con las cuales aporta $229 millones para la economía del país, según el Informe de Comercio Exterior de Bienes (hasta abril) del BCH.
Honduras, por haber perdido capacidad productiva en las últimas décadas, posee una participación mínima en el mercado internacional que es dominado por Ecuador (con $ 3,770 millones en 2023), Costa Rica ($1,221 millones), Filipinas ($1,220 millones), Guatemala ($990), Colombia ($990 millones) y otros países de América Latina y África, según registros de cada banco central.
El Foro Mundial Bananero estima que el mercado mundial en 2019, importó alrededor 21 millones de toneladas, en los años posteriores, por las restricciones de Covid-19, la crisis de los contenedores, la guerra en Ucrania y el conflicto Israelí-Palestino, ha reducido la demanda por debajo de los 20 millones de toneladas.
En el mercado internacional, la Unión Europea consume el 26.7% de la producción mundial, Estados Unidos el 21.9%, China el 9.5%, Rusia, 7.6%; Japón, 5.5% y América Latina, 5.6%, indican las cifras del informe Revisión del Mercado, Resultados Preliminares 2023, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Fao).