Una señora de 61 años y tres personas más estuvieron a punto de perder la vida cuando la madrugada de ayer un muro cayó sobre su vivienda, destruyendo la mitad de ésta.
“Sólo escuché un gran estruendo y cuando reaccioné ya estaba con pedazos de bloque sobre mi cuerpo. Lo único que pude hacer fue pedir auxilio a la muchacha que vive conmigo. Es un milagro que esté viva”, expresó, aún nerviosa, doña Vilma Ramírez, que sufrió traumas en varias partes de su cuerpo.
Ramírez asegura que se salvó gracias a que su hijo, que padece de epilepsia, le pidió que le hiciera compañía en su cama.
“Si me hubiera quedado en mi cama, seguramente no estuviera contando lo sucedido, porque el impacto hubiera sido mayor”, dijo.
Nancy Ramírez, 21, quien dormía en la otra habitación junto a su niña de tres años, creyó que se trataba de un terremoto. “Pensé que estaba temblando, así que tomé a mi hija en brazos y me la llevé al patio. En ese momento escuché los gritos de doña Vilma y como pude logré quitarle los pedazos de bloque que tenía encima”, relató.
Agregó que ya le habían advertido a la propietaria del muro sobre el riesgo que significaba la estructura, pues fue mal construido y cedió con la humedad que produjo la lluvia.
Zonas afectadas
Ayer comenzaban a reportarse leves inundaciones en algunos sectores, entre ellos las colonias 5 de Diciembre, Santa Fe, Palermo, Policarpo Paz García y Centroamericana.
En la zona de los antiguos campos bananeros, el Cuerpo de Bomberos hizo la evacuación preventiva de 56 familias residentes en la colonia Monte de los Olivos, aldea La 40, donde fueron reubicadas recientemente.
Reinaldo Mejía, oficial de bomberos, informó que las familias fueron trasladas a la escuela Álvaro Contreras de la aldea Brisas de la Libertad, donde están siendo asistidas por la organización Students Helping Honduras, SHH (Estudiantes Ayudando a Honduras).
Michael Glasner, representante de SHH, informó que colaboran con la preparación de alimentos, pero los perjudicados necesitan ropa y colchonetas para protegerse del frío.
María Guadalupe Castro, una de las personas evacuadas, explicó que perdieron lo poco que tenían en sus improvisadas viviendas. “Necesitamos que nos traigan aunque sea unas colchonetas para que duerman nuestros niños”.