Con la entonación a trompeta de la alabanza “Cuan grande es el Señor” y con un efusivo aplauso que se prolongó por más de tres minutos arrancando las lágrimas de familiares, amigos y compañeros de trabajo, los restos del ex presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica, Bcie, Harry Emil Brautigam, partieron ayer rumbo a Miami donde recibirá el último adiós.
La despedida fue más que emotiva. Para acompañar a Brautigam a quien recuerdan como un hombre sencillo, humilde y con un enorme sentido del humor, unos 70 empleados y funcionarios del banco viajaron desde Tegucigalpa en una caravana.
Las muestras de condolencias a su familia una vez más se patentizaron. Pese a su limitado español, su esposa Marilyn de Brautigam comentó que su esposo era un hombre “inteligente, honrado y dedicado a su familia.
Él es un hijo de Centroamérica, siempre atendía a los más pobres, a todo el mundo. Su partida fue una gran pérdida para toda Centroamérica”, dijo entre sollozos.
Hasta la terminal sampedrana también llegó la tía de Brautigam, Aurelia Ortega, quien no paró de llorar la partida de su sobrino. En Miami donde su cuerpo será inhumado, lo esperaban otros familiares y allegados, entre ellos su progenitora. El féretro de Brautigam fue ingresado al avión de American Airlines al filo de las dos de la tarde.
Condecorado
Brautigam quien tenía 59 años era oriundo de Nicaragua. Por esta razón, el presidente de esta nación, Daniel Ortega, asistió la madrugada del domingo a sus servicios funerarios para rendirle un homenaje póstumo con la orden “Rubén Darío”.
Víctor Soriano, representante en el Bcie de Argentina y Colombia, dijo que ante todo se debe recordar el aspecto profesional de Brautigam.
“Sus logros van a trascender, su muerte sin duda alguna, vamos a tener una memoria muy sólida respecto de su trayectoria. Fue un presidente que vivía construyendo acuerdos y buscaba permanentemente la integración de Centroamérica y otros países de América Latina”, apuntó.