San Pedro Sula, Honduras.
La vulnerabilidad de los adultos mayores se ve reflejada a diario. El 90% de los internos en el asilo Perpetuo Socorro fueron abandonados por sus familias.
En el hospicio hay 98 ancianos y son atendidos por 76 personas, entre médicos, enfermeras, cocineras, lavanderas y policías municipales, estos son los encargados de la seguridad.
El miércoles anterior dos personas de la tercera edad acudieron a la Fiscalía para denunciar abandono y malos tratos de parte de sus hijos.
Ana María Ríos, directora del centro, dijo que la mayoría de los ancianos son recogidos de la calle y del hospital Mario Rivas, en donde los dejan a su suerte.
El asilo opera con fondos municipales y con donaciones de los ciudadanos.
“Hemos llegado a tener hasta 150 abuelos, pero en los últimos días se ha mantenido porque hay unos que sus familiares los retiran y otros que fallecen. El 90% de los abuelos son abandonados, el 5% son apadrinados y el resto, la familia los viene a dejar porque no los pueden cuidar”, indicó Ríos.
Necesidades
La casa hogar no solicita dinero por tener bajo su cuidado a los internos que son dejados por su familia, pero sí piden que les provean sus víveres y medicamentos en caso que estén enfermos y no hayan en la farmacia del asilo.
“Acá se cuenta con el cuadro básico de medicamentos, pero para una enfermedad más complicada o severa, el familiar se compromete a comprarlas”, expresó la funcionaria municipal.
Para ingresar al asilo, los ancianos deben llevar una serie de exámenes, entre ellos, de sangre, orina, glicemia, ácido úrico, VIH, heces, radiografía de tórax y evaluación psiquiátrica. Además les solicitan dos fotografías tamaño carnet.
Cuando un paciente de la tercera edad, que recibió atención médica en el hospital Mario Rivas y sus familiares no aparecen, llaman al personal del asilo, pero es evaluado por el doctor Luis Chou, para que certifique si es apto para ingresar al asilo.
“Hay abuelos que son crónicamente enfermos y que necesitan, por ejemplo, diálisis, transfusiones y se tienen que quedar en el hospital porque no podemos tenerlos aquí. Hay otros pacientes que pueden ser siquiátricos y tampoco es el lugar para ellos”, explicó el médico. Chou dijo que las enfermedades que los ancianos padecen son, por lo general artrosis, diabetes, hipertensión arterial.
La vulnerabilidad de los adultos mayores se ve reflejada a diario. El 90% de los internos en el asilo Perpetuo Socorro fueron abandonados por sus familias.
En el hospicio hay 98 ancianos y son atendidos por 76 personas, entre médicos, enfermeras, cocineras, lavanderas y policías municipales, estos son los encargados de la seguridad.
El miércoles anterior dos personas de la tercera edad acudieron a la Fiscalía para denunciar abandono y malos tratos de parte de sus hijos.
Ana María Ríos, directora del centro, dijo que la mayoría de los ancianos son recogidos de la calle y del hospital Mario Rivas, en donde los dejan a su suerte.
El asilo opera con fondos municipales y con donaciones de los ciudadanos.
“Hemos llegado a tener hasta 150 abuelos, pero en los últimos días se ha mantenido porque hay unos que sus familiares los retiran y otros que fallecen. El 90% de los abuelos son abandonados, el 5% son apadrinados y el resto, la familia los viene a dejar porque no los pueden cuidar”, indicó Ríos.
Muchos de ellos se entretienen haciendo manualidades como doña Cándida.
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Los ancianos son atendidos por una enfermera que está pendiente de ellos.
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La casa hogar no solicita dinero por tener bajo su cuidado a los internos que son dejados por su familia, pero sí piden que les provean sus víveres y medicamentos en caso que estén enfermos y no hayan en la farmacia del asilo.
“Acá se cuenta con el cuadro básico de medicamentos, pero para una enfermedad más complicada o severa, el familiar se compromete a comprarlas”, expresó la funcionaria municipal.
Para ingresar al asilo, los ancianos deben llevar una serie de exámenes, entre ellos, de sangre, orina, glicemia, ácido úrico, VIH, heces, radiografía de tórax y evaluación psiquiátrica. Además les solicitan dos fotografías tamaño carnet.
Cuando un paciente de la tercera edad, que recibió atención médica en el hospital Mario Rivas y sus familiares no aparecen, llaman al personal del asilo, pero es evaluado por el doctor Luis Chou, para que certifique si es apto para ingresar al asilo.
“Hay abuelos que son crónicamente enfermos y que necesitan, por ejemplo, diálisis, transfusiones y se tienen que quedar en el hospital porque no podemos tenerlos aquí. Hay otros pacientes que pueden ser siquiátricos y tampoco es el lugar para ellos”, explicó el médico. Chou dijo que las enfermedades que los ancianos padecen son, por lo general artrosis, diabetes, hipertensión arterial.