21/06/2025
01:53 AM

Don Adelmo y su sueño a base de diez mil piedras

Más de diez mil piedras son el sueño cumplido de Adelmo Jovel. Han sido 17 años trabajando bajo el implacable sol e incontables noches de desvelo.

Más de diez mil piedras son el sueño cumplido de Adelmo Jovel. Han sido 17 años trabajando bajo el implacable sol e incontables noches de desvelo, pero el sacrificio valió la pena porque la obra que visualizaba desde niño en su amado Copán ahora es una verdadera reliquia para el pueblo de Naco, Cortés.

Es la famosa casa de piedra, una obra maestra construida por manos de este humilde comerciante, quien no tiene los mínimos conocimientos de albañilería, pero su anhelo y dedicación bastaron para echar a andar este proyecto.

“Desde niño jugaba con muñequitos de piedra, vestigios mayas. Soy admirador de este legado que nos dejaron y siempre soñé con tener mi casa de piedras. Nací en Santa Bárbara, pero me críe en Copán”, expresó.

La clave para cristalizar esta obra ha sido la perseverancia y el apoyo incondicional de su familia, quien ha sido cómplice porque todos han cargado a cuestas muchas de las piedras que ahora les sirven de hogar.

Un anhelo que crece

Adelmo creció, pero pese al transcurrir del tiempo, la idea seguía rondando en su mente.

Un día comenzó a llevar piedras a la casa de bloques que tenía. Eran de diversos colores y tamaños, a diario sorprendía a sus parientes con una roca más.

Cuando calculó que tenía más de 150 dispuso construir dos cuartos y demoler la casa de material. Cualquiera pensaría que fue una acción descabellada, pero hasta la fecha Jovel sigue pensando que fue la mejor decisión que ha tomado en su vida.

“Nunca le dije que no lo hiciera, siempre estuve dispuesta a colaborarle, junto con nuestros tres hijos halábamos piedras para seguirla agrandando”, dice Floresmila Rodríguez, esposa de don Jovel.

Muchas de las piedras han sido regaladas por amigos, otras haladas del río y las demás compradas.

A sus 68 años sigue teniendo la misma energía y los deseos de continuar agrandando su hogar.

Su anhelo ahora se centra en construir sus camas, comedor y sillas de piedra, además de colocarle tejas y unir sus primeros cuartos con el resto de la casa.

Aunque está consciente que le será difícil porque ahora no tiene vehículo para transportarlas, las ganas de terminarla como la visualizó en su sueño no permiten que se quebrante.

En su casa hay piedras que pesan hasta nueve toneladas. El amarre que hizo para unir piedra con piedra es una mezcla de cal, arena y hojas de palo de cablote o mozote, eso le da solidez para que no se deteriore.

La vivienda es adornada por manojos de helechos, los cuales han crecido en las piedras.

Aires de frescura y mucha tranquilidad se respiran al ingresar a la casa, un hogar humilde, sin lujos, pero que acoge el sueño de don Adelmo y su familia, quienes con agrado reciben a toda persona que llega ávida de conocer y recorrer la casa de piedra.

“A diario hasta cinco personas nos visitan, han venido extranjeros a conocerla y se llevan una buena impresión, para nosotros es la mejor satisfacción que tenemos”, comenta Floresmila. Y es que la finalidad es dejar un legado a los pobladores de Naco, por ello la familia ha dispuesto un cuadro para que todo el que la visite estampe su firma y escriba su impresión de la casa.

Pero el orgullo de poseer esta casa no se queda allí, Floresmila tiene escritos desde el día en que comenzaron a colocar la primera piedra, su idea es que un día pueda publicar un libro para incentivar a las personas a perseguir su sueño hasta alcanzarlo. “Le pido a Dios fuerzas y muchos años más de vida para poder terminarla. Me gustaría que mis hijos la utilizaran más allá para un museo. Les he permitido que cada uno escriba sobre una piedra un mensaje”, manifiesta Jovel.

Cada día que se levanta emprende su viaje a través de los sueños y visualiza su vivienda de piedras totalmente terminada y rodeado de su gran tesoro: su familia.

Inspirado en las piezas mayas

Los días de Jovel transcurren entre la elaboración de piezas de piedra y el tabaco. A puro puño y apoyado de un clavo para trabajar asbesto ha hecho más de 80 piezas de piedra. Muchas de ellas están colocadas en el borde de las ventanas que dan a la calle.

Es normal ver que personas se detengan a contemplar las figuras. Animales, personas y hasta la cola de más de algún avión que han sucumbido forman parte de la invaluable colección. Y es que tiene una explicación para cada una de sus piezas; por ejemplo, la de las dos cabezas, asegura que es un hombre cargando a cuestas a la mujer, porque desde que sale de la casa la lleva pensando desde el cerebro hasta los pies.