26/12/2025
06:49 AM

De católico a episcopal

El padre Alberto Cutié cambió de Iglesia y de vida: ahora, bajo la confesión episcopal, podrá casarse, tener hijos y seguir sirviendo a Dios como religioso.

Algunos consideran que fue una decisión precipitada. Otros insisten en que todo estaba planeado meses atrás. Lo cierto es que Alberto Cutié cambió de Iglesia y de vida: ahora, bajo la confesión episcopal, podrá casarse, tener hijos y seguir sirviendo a Dios como religioso.

Ante la trascendencia mediática del caso, afloran los interrogantes sobre las principales diferencias entre católicos y episcopales, a donde decidió unirse Cutié.

La decisión no ha caído bien en la Iglesia Católica ni en muchos de sus seguidores. A las severas reacciones del arzobispo de la Arquidiócesis de Miami, John Favalora, quien lo acusó de provocar escándalo y lo consideró desde ya separado de su ministerio, le han sucedido numerosas críticas de quienes consideran un acto de traición el abandono de Cutié a la comunidad por irse detrás de una mujer.

Otros lo apoyan aún siendo católicos, apostólicos y romanos, especialmente porque se oponen a la norma del celibato y la castidad sacerdotal. “Para nosotros, si fuera él (padre Alberto) besando a un niño, si estuviera besando a una mujer casada, sería un escándalo”, aseguró el obispo Leo Frade, en respuesta a los reporteros tras la presentación de bienvenida de Cutié a la Iglesia Episcopal. “Un hombre soltero, besando a una mujer soltera, no es un escándalo, es Dios que nos ha creado así, para que el hombre ame a una mujer’’.

Similitudes y diferencias

Más allá de la libre decisión de Cutié, el cisma provocado y las reacciones a favor y en contra, vale la pena conocer las diferencias entre católicos y episcopales, para entender mejor el futuro que le espera al padre Alberto en su nueva Iglesia.

Mucho más, cuando empieza a conocerse que no es uno ni dos. En Puerto Rico, según un informe del diario El Nuevo Día, ya son cinco los sacerdotes católicos que siguen los pasos de Cutié en la decisión de abandonar la sotana de la Iglesia Católica para ingresar a las filas de la Iglesia Episcopal.

Todos tienen un común denominador: están enamorados de una mujer. Pero aunque los casos tienen como epicentro el tema del celibato, hay otras diferencias entre católicos y episcopales.

“En cierto modo, no hay diferencias entre las dos iglesias. Ambas son iglesias cristianas. Como tal, los episcopales y los católicos romanos leen la Biblia con los dos testamentos, recitan el Credo Niceno y el Credo de los Apóstoles.

“Ambas administran el Bautismo y la Confirmación y celebran la Santa Comunión, y también los otros ritos sacramentales: la Penitencia, el Matrimonio, la Unción de los Enfermos, y las Órdenes Sagradas”, dice el teólogo y ensayista Pierre Whalon desde la perspectiva de un obispo dentro de la Iglesia episcopal en Estados Unidos.

Whalon, que tiene mucho material disperso alrededor de la web, afirma que la mayoría de las diferencias radican en los detalles. Estas diferencias provienen, según él, de una idea central: “¿Quién tiene la autoridad?”. Y explica que, a través de los siglos, la Iglesia Católica Romana ha continuado aumentando el poder y el prestigio del Papa, el Obispo de Roma.

Para los católicos hay varias divergencias con los episcopales. Quizá la mayor está relacionada con la Inmaculada Concepción de María y su Asunción a los Cielos “en cuerpo y alma”. Los entendidos en el tema deducen que en adelante, el reverendo Cutié, cuando se ordene episcopal, no obedecerá al Papa romano, probablemente renunciará a los dogmas de la Virgen María, tendrá como colegas a mujeres sacerdotes y mucha más “libertad” de acción. Pero sobre todo es que Alberto Cutié tendrá junto a él a su irrenunciable prometida: Ruhama Canellis. ¿Qué más le puede pedir a Dios?

Brecha noticiosa

Tiene todos los ingredientes de una telenovela: un sacerdote cubano-estadounidense bien parecido y con presencia en televisión sorprendido besándose con su novia en una playa en Florida. Luego, el clérigo decide dejar la Iglesia católica por el amor de su vida.
Muchos estadounidenses se rascan la cabeza al escuchar la historia del padre Alberto y preguntan “¿Padre quién?”. Pero la historia del “Padre Alberto” ha dominado los titulares en la comunidad de habla hispana durante semanas.

Más allá del escándalo, la historia resalta la división entre dos culturas estadounidenses a menudo separadas por los medios de comunicación que les sirven. “En este momento, estamos hablando de mundos paralelos”, dijo el presentador de Univisión Jorge Ramos. El crescendo en la atención de los medios hispanos se produjo en momentos en que el escándalo pareció finalmente recibir atención en la prensa de habla inglesa.

Indignación en jerarquía católica

Miami. El arzobispo de Miami, monseñor John C. Favarola, expresó su disgusto en la sede de la Arquidiócesis.

Citó cánones eclesiásticos que han sido transgredidos por Cutié por profesar “fe y morales erróneas’’ e hizo un llamado a los fieles para que no justifiquen las acciones de éste a pesar de sus buenas obras.

“Me siento sinceramente decepcionado con el anuncio hecho por el padre Alberto Cutié’’, expresó Favarola. Sus acciones, aseguró, “han causado gran escándalo dentro de la Iglesia católica, han hecho daño a la Arquidiócesis de Miami, especialmente a nuestros sacerdotes y han creado una división dentro de la comunidad ecuménica y la comunidad religiosa’’.

Favarola advirtió que el anuncio del jueves “sólo intensifica dichas heridas’’ y que Cutié aún se encuentra obligado a su compromiso de celibato, del cual sólo el Papa puede liberarlo.

Extractos del mensaje de Alberto Cutié

“Hoy, ante esta comunidad les anuncio que yo deseo seguir proclamando el amor de Dios y viviendo la invitación que Dios me hizo para ser sacerdote...

Durante mucho tiempo he luchado, buscado en el interior de mi corazón y mi alma, la guía de Dios en todo lo que afecta mi vida. He hablado con amigos dentro y fuera de la Iglesia Episcopal sobre su servicio a Dios y sobre las similitudes que existen en todas las ramas del cristianismo... He visto con mis propios ojos cuántos hermanos míos sirven a Dios como hombres casados y con la bendición de tener sus propias familias. También debo reconocer que he luchado espiritualmente e ideológicamente cuando veo que ciertos miembros del pueblo de Dios se sienten excluidos de poder vivir una vida sacramental plena.

Los que me conocen, saben muy bien que no sería capaz de lastimar a nadie deliberadamente, especialmente a mi familia, amigos y a la comunidad de fe. También quiero aclarar que mi lucha personal no debe, de manera alguna, manchar el compromiso de tantos hermanos sacerdotes que viven a plenitud su compromiso célibe y son fieles a esa promesa. Siempre amaré la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; a todos sus miembros que están comprometidos con su fe y que han enriquecido mi vida de tantas maneras. Siempre los llevaré en mi corazón.

Hoy he decidido unirme a una nueva familia espiritual dentro de la gran sombrilla del cristianismo, pero nunca abandonaré mi servicio a Dios.

En estos momentos les pido a todos que, por favor, respeten mi privacidad y la privacidad de todos mis seres queridos.