La sombría y lluviosa tarde de ayer sirvió de marco para dar el último adiós al abogado Edgardo Dumas Rodríguez, cuyo cuerpo fue enterrado rodeado por sus familiares y amigos.
“Edgardo Dumas ya está en camino a la resurrección y hoy podemos decir que él era un hijo de Dios”, dijo monseñor Rómulo Emiliani al oficiar la misa de cuerpo presente en la parroquia San Vicente de Paúl. Ahí, familiares y amigos del jurista le rindieron el último homenaje, mientras el cielo sampedrano lloraba la sensible pérdida. Dumas Rodríguez se fue de esta tierra dejando un enorme legado en la defensa de la libertad de expresión.
“Edgardo era una institución en Honduras, para nosotros fue una de las grandes herencias que nos dejó nuestro padre”, expresó el ex presidente de Honduras, Carlos Roberto Flores, que llegó a la funeraria Jardines del Recuerdo para darle el último adiós al que consideraba su padre. “Honduras está llena de pesar, he venido a patentizarle mi sentimiento de dolor y el de mi familia a la familia de Edgardo, porque lo queríamos, éramos como su hijo mayor, siempre tuvimos el calor suyo”, agregó el ex mandatario.
“Yo lo conocí cuando mi padre era ministro del Trabajo. Ambos iban a las reuniones de la Organización Internacional del Trabajo en países de Sudamérica”, dijo el ex presidente Flores, que calificó al abogado Dumas Rodríguez como “un hombre verdaderamente comprometido con el trabajador hondureño”. Aparte de ser un experimentado jurista, el célebre hondureño “era amigo, con una mentalidad muy crítica, pero a la vez constructiva”, según el ex fiscal general Edmundo Orellana, que también llegó a solidarizarse con la familia de Rodríguez. “Tenemos que convivir con la ausencia de ese amigo que era bueno como profesional, bueno como amigo y que era solidario”, expresó Orellana.
Una lucha sin fin
Dumas Rodríguez fue un personaje que durante muchas décadas se distinguió como profesional del derecho, político, funcionario público, diplomático e intelectual y con el paso de los años se convirtió en el primer defensor de la libertad de expresión en nuestro país.
En él concurrían varios aspectos muy difíciles de encontrar en un personaje público del nivel suyo. Como miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa se convirtió en un auténtico defensor de la libertad de expresión. En virtud de ello, las pasadas y nuevas generaciones de periodistas lo vimos tomar grandes decisiones para defender ese sagrado derecho a través del ejercicio de su profesión. “Él llevaba en su corazón la defensa de la libertad de expresión”, dijo el ex presidente Flores.
“Él se bañaba el pecho de orgullo y de gloria defendiendo la libertad de expresión”, finalizó Flores.
El discurso antes de llevarlo a su última morada fue de su amigo Enrique Ortez Colíndres, que lo recordó como un “hombre íntegro, defensor de la democracia y amigo sin igual”.
