El miedo hace que los bares y locales nocturnos estén vacíos. Se cancelaron las clases nocturnas. Las blusas bordadas indias y las joyas plateadas no se venden en los puestos callejeros. Los transportes de turistas están parados.
Cuernavaca que los fines de semana es invadida por la gente pudiente de la ciudad de México y que también atrae a muchos jubilados estadounidenses se ha transformado en un campo de batalla del narcotráfico desde que un notorio capo murió en un tiroteo en un edificio lujoso. La muerte del capo generó una guerra por el control de su operación y acercó la violencia al propio corazón del país.
Han aparecido cadáveres colgando de pasajes peatonales elevados, frente a estaciones policiales y en calles transitadas, con sus rostros desollados. Misteriosos correos electrónicos le advierten a la gente que no salga de noche y que no conduzca cierto tipo de camionetas populares entre los narcotraficantes, porque de lo contrario podrían ser blanco de bandas rivales.
Las escuelas y las oficinas enviaron a alumnos y trabajadores a sus casas más temprano cuando estos mensajes circularon por primera vez la semana pasada. Al menos una universidad suspendió los cursos que ofrece de noche. Bares y restaurantes cerraron, algunos por dos días.
El comercio no se recupera todavía. Esta semana se veían apenas unos pocos turistas en los mercados artesanales, en los que la mitad de los puestos estaban cerrados.
“Querían asustar a la gente y lo hicieron”, comentó José Luis Rodríguez, comerciante de joyas que cerró su local y se fue corriendo a su casa al enterarse de la advertencia la semana pasada.
“La gente tiene miedo de que venga alguien y tire una granada o abra fuego”, expresó Rodríguez mientras observaba una foto en la primera plana de un diario que mostraba a un individuo baleado en el rostro en plena calle.
Cuernavaca, ciudad con un clima templado y abundante vegetación a 65 kilómetros de la ciudad de México, ha sido uno de los sitios de descanso preferidos de las élites desde la época del imperio azteca. Tiene un centro histórico colonial atractivo y las familias pudientes de la capital se construyen residencias de fin de semana aquí, con grandes jardines y piscinas.
Esta ciudad de 350,000 habitantes también atrajo a los poderosos capos de los carteles de las drogas, los que adquirieron grandes mansiones amuralladas y departamentos en edificios de lujo. La mayor parte de los residentes prefirieron ignorar los rumores de que tenían traficantes viviendo entre ellos.
Eso cambió cuando soldados irrumpieron en un complejo de departamentos en diciembre y mataron al capo Arturo Beltrán Levya, tras un tiroteo que duró dos horas. Las autoridades dijeron que su hermano Héctor Beltrán Levya se disputa el control del cartel con Edgar Valdez Villarreal, un mafioso nacido en Estados Unidos y conocido como “la Barbie”.
Uno de los correos electrónicos con amenazas habría sido firmado por la banda de Héctor Beltrán Leyva. Las autoridades no han confirmado la veracidad de la amenaza, pero los canales de televisión la tomaron en serio.
El local nocturno Juárez 4 fue uno de los pocos que abrió la noche en que circuló el correo electrónico, el 16 de abril. No llegó nadie. Las cosas mejoraron levemente la semana pasada y hubo un tercio de la clientela habitual en este club de dos pisos.
“Ésta es una ciudad que depende del turismo y lo que han hecho estos actos de violencia es colapsar la economía”, dijo Andrés Remis, propietario del club y presidente de la Asociación de Bares y Clubes Nocturnos de Cuernavaca.
“La ventaja que tenemos es que estamos muy cerca del D.F. y la gente va a tener que decidir adónde salir, porque todo está igual o peor. Van a decir, ¿vamos a Acapulco? Está igual. ¿A Morelia? Está igual o peor”.
El Gobierno insiste en que está acabando con lo que queda del cartel de los hermanos Beltrán Leyva. Dos hermanos están presos y la semana pasada las autoridades capturaron a José Gerardo álvarez. La violencia está cada vez más cerca de la ciudad de México. En un distinguido suburbio de la capital, el Ejército libró hace poco una batalla con la gente de Álvarez en la que murieron tres personas.
Las autoridades dicen que Álvarez, conocido como “el Indio”, es quien está detrás de muchos de los enfrentamientos armados que ha habido en Cuernavaca y en el balneario de Acapulco.
El presidente Felipe Calderón considera la caída de los hermanos Beltrán Leyva como uno de los máximos logros de su guerra contra el narcotráfico.
“No habíamos visto una violencia como ésta”, dijo Dawn Housand, una estadounidense de 60 años que se radicó en Cuernavaca hace más de diez años en busca de una vida tranquila. “No tengo dinero para irme. Si pudiese lo haría”.