Santa Rosa de Copán, Honduras.
Nicolás Cruz Zaldívar es un orgullo de la Sultana de Occidente. A él le encanta plasmar su talento y diseñar obras de arte, pero se esfuerza para que este no solo sea apreciado por los ojos que lo ven, sino que se trate de una pieza que el cliente pueda lucir y sobre todo utilizar.
Para don Nico (55), trabajar sus cueros y confeccionar bolsos, monturas, respaldos para vehículos, mochilas o carteras, más que un oficio es su pasión. Él hace que el nombre de Santa Rosa de Copán sea conocido en países como España, Italia, Estados Unidos y El Salvador, entre otros.
Relató que ahora su trabajo es solicitado por encargos, en su mayoría de otros países por clientes que quieren obras de arte que puedan ser utilizadas.
El talabartero inició en su oficio hace más de 40 años, era solo un niño cuando logró confeccionar su primera montura, cuando estas eran los artículos más solicitados en la región occidental.
A diario, el emprendedor abre su pequeño taller en barrio Mercedes para dedicarse tanto a la talabartería, marroquinería y confección de artesanías.
Aseguró que ha aprendido diferentes técnicas, por ello insistió en que quienes se dedican a confeccionar artesanías, deben profesionalizar su talento.
Nicolás Cruz Zaldívar es un orgullo de la Sultana de Occidente. A él le encanta plasmar su talento y diseñar obras de arte, pero se esfuerza para que este no solo sea apreciado por los ojos que lo ven, sino que se trate de una pieza que el cliente pueda lucir y sobre todo utilizar.
Para don Nico (55), trabajar sus cueros y confeccionar bolsos, monturas, respaldos para vehículos, mochilas o carteras, más que un oficio es su pasión. Él hace que el nombre de Santa Rosa de Copán sea conocido en países como España, Italia, Estados Unidos y El Salvador, entre otros.
Relató que ahora su trabajo es solicitado por encargos, en su mayoría de otros países por clientes que quieren obras de arte que puedan ser utilizadas.
El talabartero inició en su oficio hace más de 40 años, era solo un niño cuando logró confeccionar su primera montura, cuando estas eran los artículos más solicitados en la región occidental.
A diario, el emprendedor abre su pequeño taller en barrio Mercedes para dedicarse tanto a la talabartería, marroquinería y confección de artesanías.
Aseguró que ha aprendido diferentes técnicas, por ello insistió en que quienes se dedican a confeccionar artesanías, deben profesionalizar su talento.
