Tras la aprobación de la Ley Especial para el Control del Tabaco en 2011, Honduras logró reducir en la última década el consumo en más de 25% en la población mayor de 15 años, pero hoy enfrenta un nuevo desafío: el vapeo, una epidemia que ha comenzado a afectar a la población escolar.
En 2015, la prevalencia del consumo de tabaco en hondureños mayores de 15 años alcanzó el 35.30%, según el Informe de Progreso Mundial sobre la implementación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT) y en 2022 descendió a 12.3%, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Antes de la promulgación de la ley, las áreas urbanas, especialmente, mostraban un aumento alarmante en el consumo entre jóvenes y mujeres. La nueva legislación, alineada con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), prohibió fumar en espacios cerrados de uso colectivo, reguló la publicidad de productos de tabaco y estableció sanciones para quienes infringieran estas disposiciones.
Este año, Honduras se encuentra en una situación intermedia respecto a la prevalencia de tabaquismo en América Latina y el Caribe, donde Chile (28.2%), Argentina (23.1%), Uruguay (19.3%), Cuba (18.5%) y México (14.6%) son los cinco países que más consumen tabaco y donde también más personas mueren por esta epidemia.
Pese a la reducción de la tasa de tabaquismo, las consecuencias para Honduras siguen siendo catástroficas. Anualmente, mueren unas 5,000 personas por consumo y exposición al humo ajeno y, además, ocasiona un gasto anual por servicios médicos de $56 millones, establece el estudio Tributación del tabaco en América Latina y el Caribe, publicado hace unos días por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Esa organización explica que el gasto en salud asociado al consumo de tabaco se deriva de los costos de hospitalización, atención médica, medicamentos y terapias de las personas que sufren enfermedades relacionadas.
Adicionalmente, el tratamiento de la adición a la nicotina supone pagos por los servicios de asesoramiento, tratamientos de sustitución con nicotina y los productos farmacológicos.
En toda la región, Honduras reporta el gasto más bajo, pero OCDE advierte que las ciftras “podrían ser engañosas debido a la capacidad de su infraestructura sanitaria y, por lo tanto, no representar con exactitud los costos reales necesarios para hacer frente a los gastos médicos atribuibles al tabaquismo”.
Mientras, la OMS reitera que la epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Causa más de 8 millones de muertes al año en todo el mundo.
Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,3 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno.
En Honduras, el cáncer de pulmón es el séptimo que cobra más vidas al año con una tasa de fallecimientos por cada 100,000 habitantes de 3.8, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS.
Este 17 de noviembre, organizaciones internacionales y entidades que buscan reducir el tabaquismo, lo han convertido en Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Pulmón para concienciar a la sociedad sobre una de las enfermedades más mortales que puede ser evitada dejando de fumar.
El vapeo se expande porque no hay una ley que lo frene
La sociedad hondureña, que ha logrado hacer frente a la epidemia del tabaco, ahora se enfrenta a una nueva crisis provocada por el vapeo y el uso de cigarrillos electrónicos.
Esta adicción, que se ha propagado rápidamente por todo el mundo en la última década, ha comenzado a impactar a los jóvenes en Honduras.
El vapeo consiste en inhalar vapor de líquidos diseñados para esa adicción, los cuales pueden contener nicotina o cannabinoides y estar aromatizados.
El vapor es producido al calentar un dispositivo como un cigarrillo electrónico (e-cigarrillo), un mod de vapeo, un vaporizador o un bolígrafo para vapear, según explica la revista Nature.
Inicialmente, el vapeo era una terapia de reemplazo de tabaco y una alternativa de reducción de daños al tabaquismo convencional para reducir la exposición al humo del cigarrillo, que contiene carcinógenos y partículas, y, por lo tanto, para reducir las consecuencias perjudiciales para la salud asociadas con el tabaquismo convencional.
Ante el avance del vapeo y el desencadenamiento de problemas de salud, unos 132 países han regulado los cigarrillos electrónicos, indica el Instituto para el Control Mundial del Tabaco. En México y Brasil, por ejemplo, es prohibido la venta, publicidad, distribución, fabricación e importación.
Pero en Honduras, por estar considerados como derivados del tabaco en la Ley Especial para el Control del Tabaco, estos dispositivos son vendidos legal y libremente a personas mayores de 21 años. Esto permite que los cigarros electrónicos llegue a las manos de adolescentes, entre ellos, muchos estudiantes de San Pedro Sula y Tegucigalpa.
Padres de familia y funcionario del Instituto Hondureño para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (IHADFA) le informaron a La Prensa que muchos adolescentes que cursan los últimos años de estudio están usando dispositivos para vapear.
Estos adolescentes, al obtener los vapeadores de forma clandestina, se exponen a sustancias aún más peligrosas, como concentrados de marihuana o cannabinoides relacionados con graves problemas de salud que ponen en peligro la vida, advierte en su sitio web el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Estados Unidos.
Los cannabinoides son compuestos químicos que se encuentran principalmente en la planta de cannabis (Cannabis sativa), pero también pueden ser producidos de manera natural (endocannabinoides) o sintetizados en laboratorios (cannabinoides sintéticos).
A mediados de octubre, la Policía Nacional de Honduras detuvo a un hombre en la frontera con Nicaragua con varios paquetes de marihuana y cajas con la marca Muha Meds, una empresa estadounidense que se dedica legalmente a la producción y comercialización de productos derivados del cannabis, incluyendo sabores para el vapeo.