Pocos respetan las señales de no estacionarse en el centro de la ciudad y no hay policías municipales suficientes para hacer que se cumpla la normativa municipal.
Ésa es la principal causa por la que en la Alcaldía se reanudó el uso de las grúas como medio coercitivo para obligar a los conductores a ser ordenados.
En sesión de corporación, los regidores y el alcalde acordaron volver a usar las grúas, pero, para evitar quejas y el excesivo abuso de los dueños de las grúas, quienes entre más carros remolcaban, más ganaban, la municipalidad modificará el reglamento vial para evitar que se repitan esos abusos.
El alcalde Juan Carlos Zúniga reconoció que la cuadrilla de inspectores apostados en la zona de los parqueos controlados apenas es integrada por diez policías municipales.
“Estamos trabajando de la mejor manera para tratar de completar el reordenamiento vial de la ciudad, ya que cuando llegué al cargo encontré muchas irregularidades, incluyendo el parqueo regulado en el centro de la ciudad”, dijo Zúniga.
El área de parqueo regulado incluye un área de diez calles y diez avenidas en el centro.
Con respecto a las grúas, Zúniga dijo: “Estamos trabajando en un reglamento que especifique cómo deben usarse las grúas porque no existe uno”.
Tarea difícil
El control del uso del estacionamiento regulado se vuelve a diario una tarea difícil para los agentes de la Policía Municipal y de Tránsito.
“Mientras no se usen las grúas, los conductores irrespetarán las leyes”, dijo Fredy Lagos, director noroccidental de tránsito, apoyando la iniciativa municipal.
Nohemy Enríquez, policía municipal, dijo que “es difícil que los conductores cumplan la ordenanza del parqueo porque aún no están las grúas y la gente está renuente a colaborar comprando las boletas que cuestan cinco lempiras por hora”.
La uniformada señaló que los afecta la falta de personal porque a cada agente le toca cubrir una calle y una avenida.