17/12/2025
10:55 AM

Bibliotecas, la principal inversión de Paz y Convivencia

En un recorrido por los 17 municipios beneficiarios se constató que los pobladores ni siquiera se identificaron con el programa.

Piso de cerámica, ventanales de vidrio, pizarra acrílica, aires acondicionados, estantes con libros infantiles y cuatro computadoras. En el centro, mesas de madera y sillas que todavía huelen a nuevo.

El mobiliario es ocupado por niños de rostros quemados por el sol y vestimenta humilde, pero que escuchan con atención el cuento que les lee la bibliotecaria; en otro extremo, una asistente les ayuda a buscar información en la computadora para hacer sus tareas.

Por primera vez, esos niños de Santa Rita, Yoro, tienen la oportunidad de estar en una biblioteca semivirtual y hacer sus tareas.

La biblioteca es parte de las obras construidas en los 17 municipios del Valle de Sula incluidos en el programa Paz y Convivencia. LA PRENSA constató en su recorrido la existencia de 22 bibliotecas semivirtuales, algunas construidas y otras reparadas. Cinco casas de la cultura construidas, remodelaciones de otras y canchas también se cuentan en todos los municipios.

En el inventario de Paz y Convivencia figuran 22 bibliotecas semivirtuales, cinco casas de la cultura, 17 canchas, una por municipio. San Pedro Sula es la que más obras obtuvo; muchas de ellas con beneficio para toda la región y el país, aunque no funcionen como se esperaba.

Es el caso del Observatorio de la Violencia, que no cumple la función requerida, no es referencia en el país, a pesar de que se gastaron 25 millones de lempiras en equipo e infraestructura.

Para los pobladores del Valle de Sula construirles casa de la cultura y bibliotecas semivirtuales es un logro, pues con los raquíticos presupuestos municipales y la poca gestión de los alcaldes no se habrían edificado.

Curiosamente, al recorrer los municipios los pobladores no hablan del programa Paz y Convivencia, sino que piensan que quienes han edificado las obras son las municipalidades.

“Algunos han ocupado esas obras para hacer política”, dice Mariana Ochoa, una limeña que dice que no sabe qué hizo Paz y Convivencia en su municipio.

Nadie sabe exactamente cuánto se invirtió en su municipio. Los alcaldes dicen que nunca manejaron fondos y en algunas actas de entrega del proyecto figuran montos, pero no hay claridad sobre el total invertido.

En alcaldías como La Lima nadie da respuesta de los proyectos de Paz y Convivencia.

Ninguno dio información, aunque funciona allí una biblioteca semivirtual. El desorden administrativo es mayor porque nadie tiene un inventario de lo que dejó el programa.

Los éxitos y fracasos

De los 17 municipios del Valle, Petoa, en Santa Bárbara, se llevó la peor parte. A diferencia de los otros municipios del Valle de Sula, fue uno de los que menos apoyo recibieron de Paz y Convivencia.

Del programa solo obtuvieron una donación de libros para algunos centros educativos, recuerda Deisy Andrade, directora distrital de Educación.

“Por lo menos hubieran considerado a Petoa con una biblioteca virtual porque la mayoría de los alumnos no tienen condiciones económicas para ir a los lugares privados en busca de información de Internet”, lamentó Alejandra Prieto, pobladora de Petoa.

Aunque allí nadie recuerda obras físicas, en el inventario de Paz y Convivencia figura la construcción de una cancha por L62,771.

Curiosamente, nadie en la Municipalidad se refiere al proyecto, ni siquiera el alcalde, que no se encontraba en la oficina en la hora del recorrido, dijeron sus empleados.

En El Negrito, Yoro, siempre esperaron las obras, pero al final los pusieron a escoger si querían la casa de la cultura o la biblioteca semivirtual. Se decidieron por esta última.

Cada municipio tenía que conformar un comité municipal de paz y convivencia ciudadana, pero únicamente en Potrerillos funciona como debe ser. Con acompañamiento del alcalde René Clavasquín les dan seguimiento a los proyectos. Gracias a sus gestiones han edificado canchas y conformado microempresas de balconería con jóvenes rehabilitados.

Cada municipio tiene su propia historia, pero coinciden en que el proyecto resurgió con Jacobo Regalado y Gustavo Valenzuela, pues ya no había esperanza.

El apoyo de Paz y Convivencia ha sido muy útil para los pobladores porque, aunque sean proyectos con poca inversión, el significado de las canchas en las comunidades es de gran impacto, afirma Gaspar Pineda Ríos, alcalde de San Francisco de Yojoa.

“Paz y Convivencia hizo las construcciones. En la Municipalidad nos toca dar el mantenimiento”, dijo Pineda. Que cada obra perdure y se mantenga es responsabilidad de las alcaldías.

Ver más noticias sobre Honduras