06/12/2025
04:21 PM

Beatificación de Juan Pablo II se en el mundo

El papa Juan Pablo II, mensajero del amor y la paz, ya puede ser venerado.

El papa Juan Pablo II, mensajero del amor y la paz, ya puede ser venerado. Hoy a las dos de la mañana, hora de Honduras, miles de católicos estallaron en júbilo luego de que el papa Benedicto XVI declarara beato a su antecesor, dejándolo a un paso de la santidad.

En Ciudad Vaticano, nadie durmió esperando el gran acontecimiento católico.

Unas 200,000 personas asistieron al Circo Máximo, en el corazón de Roma, a la vigilia de oración y testimonios dedicada a la beatificación de Juan Pablo II.

“Siento su presencia aquí, la siento fuerte”, clamó el cardenal polaco Stanislaw Dziwisz, por más de 40 años el secretario privado de Karol Wojtyla y considerado su “hijo putativo”.

El purpurado, que lo acompañó hasta su muerte el 2 de abril de 2005, contó ante la muchedumbre silenciosa y respetuosa que la noche que falleció el pontífice polaco cantó el tedéum de acción de gracias y no el réquiem de muerte “porque estaba convencido de que murió santo”, dijo.

“Dio dignidad a la muerte, murió como debe morir un cristiano”, añadió.

A la vigilia, que empezó a las 8:00 pm en el Vaticano, asistieron numerosos jóvenes, religiosos y peregrinos provenientes de numerosos países, sobre todo de Europa, los cuales enarbolan banderas, la mayoría polacas o iluminan con antorchas la sugestiva explanada, una pista de carreras durante el Imperio romano. La vigilia concluyó con una intervención del papa Benedicto XVI, que pidió para que el mundo se renueve desde dentro.

“María, enséñanos a renovar el mundo desde dentro, desde la profundidad del silencio y de la oración”, afirmó el pontífice, que enlazó con el Circo Máximo desde el Vaticano a través de la televisión.

El obispo de Roma pidió en la oración que los hombres sepan escuchar la Palabra de Dios, sean dóciles a la voz del Espíritu Santo y escuchen sus conciencias.

Ya era santo

Una serie de videos con imágenes claves de la vida del nuevo beato fueron proyectados en la inmensa pantalla instalada detrás del palco al que acceden los conmovidos invitados para narrar sus testimonios.

“Ante la beatificación de Juan Pablo II siento lo mismo que sentí después de su muerte: el profundo sentimiento de tener que agradecerle a esa persona, a ese Papa, de haberle dicho toda la vida sí a Dios”, declaró Joaquín Navarro, portavoz por 21 años del pontífice polaco, una de las personas más cercanas, que lo acompañó en la mayoría de sus 104 viajes al exterior.

“Gracias, Juan Pablo II, por esa obra maestra que con la ayuda de Dios has hecho de tu vida”, clamó con voz emocionada Navarro.
“La Iglesia no crea santos, sólo los reconoce. Juan Pablo II era ya santo”, agregó.

Luego siguió la increíble historia de la curación milagrosa de la monja francesa Marie Simon-Pierre, con la que se abrió el camino para la beatificación del primer Papa eslavo de la historia. “Doy gracias a todos estos jóvenes que están aquí. Juan Pablo II está allá arriba con ustedes”, dijo.

A pesar de la temperatura algo fría y la humedad, la llamada “noche blanca” de oración se desarrolló en un clima tranquilo y fue animada por el coro de la diócesis de Roma y la orquesta del Conservatorio de Santa Cecilia, acompañados por el coro de la comunidad filipina de Roma y el coro Gaudium Poloniae.

Los fieles pudieron confesarse en varios idiomas antes de prepararse para la ceremonia en el Vaticano, a la que asistieron 86 delegaciones del mundo.

Centinelas digitales

El Vaticano creó en las redes sociales en Internet los llamados “centinelas digitales” para promover la beatificación de Juan Pablo II, el pontífice que usó todos los medios de comunicación a su alcance para divulgar su mensaje.

“Hemos formado grupos de fieles, jóvenes y menos jóvenes, que en la web y sobre todo en Facebook y Twitter llevan al mundo digital el testimonio y la enseñanza del nuevo beato”, explicó a la prensa Walter Insero, del Vicariato de Roma.
Por Twitter y Facebook se transmitió la beatificación.

Éxodo polaco para celebrar en Roma a su nuevo beato

Durmieron en los pasillos y celebraron la misa en el vagón. Ochocientos polacos tomaron un tren especial el viernes por la noche para un viaje de 26 horas a través de Europa rumbo a Roma y la beatificación del difunto papa Juan Pablo II, un paso crucial hacia su canonización.

Decenas de miles de polacos se congregaron en la capital italiana para la ceremonia, motivo de regocijo para la patria de Juan Pablo.

El sábado por la mañana, el tren recorría el pintoresco campo austríaco. Y mientras pasaba granjas, riachos y cerros, los sacerdotes en el tren celebraron la misa con un altar improvisado en el comedor: una mesa cubierta con un mantel blanco y un crucifijo de unos diez centímetros. Los fieles ocuparon los pasillos, mientras los sacerdotes se abrían paso como podían para darles la comunión.

El tren “Popieluszko” de los peregrinos lleva el nombre de Jerzy Popieluszko, un sacerdote polaco recientemente beatificado que fue asesinado en 1984 por el régimen comunista, el sistema cuya caída es atribuida, entre otros, a Juan Pablo II.