David Hanson tiene dos pequeños Zeno que cuidar. Está su hijito Zeno, de 18 meses, que parlotea y explora la oficina de su padre, y también el robot Zeno.
Todavía no habla ni camina, pero tiene ojos titilantes que pueden rastrear el movimiento de los humanos y un rostro cautivante con una rica gama de expresiones.
Con 43 centímetros, 17 pulgadas de altura y 6 libras de peso, el Zeno artificial es la culminación de cinco años de trabajo de Hanson y un reducido grupo de ingenieros, diseñadores y programadores de su compañía, Hanson Robotics.
Están convencidos de que existe un negocio potencial en el diseño y venta de robots mascotas, o robots sociales.
En contraste con los juguetes robóticos, Hanson concibe a Zeno como un compañero interactivo, que puede entablar conversación y expresar emociones humanas por medio de una cara recubierta de un material parecido a la piel humana que Hanson llama 'frubber'.
Avance
Hanson planea tener listos los pequeños Zeno para lanzarlos al mercado en los próximos tres años, a precios que oscilan entre 200 y 300 dólares.