Con nutridas caravanas y sonando las bocinas de sus autómoviles, los costarricenses comenzaron a celebrar ayer a las seis de la tarde el cierre de las urnas.
Esta forma de alegrarse ya es una tradición en vías como el Paseo Colón, la Avenida Segunda y el Bulevar de Los Yoses, las cuales fueron tomadas por centenares de personas que se unieron sin distinción de colores en la espera del anuncio de los primeros resultados, decía anoche el diario La Nación.
La mayor parte del día se observó un ambiente lleno de colorido, aunque con una lenta afluencia de electores, en unas elecciones generales que por primera vez podrían colocar en la presidencia a una mujer, la oficialista Laura Chinchilla.
Las urnas cerraron, como estaba previsto, a las seis de la tarde, tras lo cual se inició el conteo de votos en las 6,617 mesas receptoras distribuidas en las siete provincias del país.
Los centros electorales fueron abarrotados de personas deseosas de votar en las últimas horas de la jornada, y en las calles, conforme se acerca el cierre de los colegios de votación, cada vez hay más automóviles ondeando banderas de todos los partidos, una situación que no se había presentado en toda la campaña, que más bien se caracterizó por su frialdad.
De los nueve candidatos que aspiran a gobernar la democracia más antigua y estable de América Central, tres son los que tenían más probabilidades de triunfo, según las encuestas: la oficialista Laura Chinchilla, y los opositores Ottón Solís y Otto Guevara. El ganador tendrá que sacar al menos el 40% de los votos para ser proclamado vencedor; de lo contrario, habrá que esperar a la segunda vuelta, el 4 de abril.
Puro júbilo futbolero
Los costarricenses vivieron el día como una fiesta y miles se lanzaron a las calles de la capital y de otras ciudades con banderas y globos para apoyar al candidato de su predilección.
Las arterias principales de la ciudad estaban atascadas de vehículos que a golpe de bocina más parecían celebrar el triunfo de la selección en un mundial de fútbol que una jornada electoral.
El presidente actual, Óscar Arias, definió los comicios como “una fiesta multicolor en la que cada quien vota de acuerdo con su conciencia”.
“Lo importante es que al final todos quedemos satisfechos con el resultado”, dijo a la prensa tras emitir su voto en la escuela Carlos Sanabria Mora, en Pavas, un barrio de las afueras de San José.
Proceso sólido
En una Centroamérica con países con altas tasas de crímenes y sacudida por la crisis en Honduras, denuncias de fraude electoral en Nicaragua y acusaciones, falsas, de que el presidente de Guatemala ordenó un asesinato, los comicios de Costa Rica son vistos como ejemplares por unos 200 observadores internacionales que los supervisaron. “Es un proceso electoral bastante sólido, con un comportamiento cívico ejemplar”, declaró la jefa de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos , OEA, la colombiana María Emma Mejía.
La inseguridad y la economía centraron la campaña, pero no se esperan grandes cambios en el ‘Estado de Bienestar’ que impera desde la guerra civil de 1948 (tras la cual fue abolido el Ejército), en el país más próspero de América Central.
Los tres candidatos principales sufragaron en la mañana luego de acudir a misa, en un país donde el catolicismo sigue siendo la religión oficial.
Chinchilla y Guevara votaron en la capital y Solís en la ciudad sureña de San Isidro del General o Pérez Zeledón.