Las 17 curiosidades de la catedral de San Pedro Sula

Es una cajita de metal ubicada en su capilla. Dentro se ella, se encuentra el copón (copa grande de metal utilizada en el culto católico) que contiene las hostias que se consagran durante la eucaristía. Todo feligrés que entra a la catedral, aquí es el primer lugar que viene para adorar al Señor que está dentro del Sagrario, antes de visitar cualquier otra imagen representativa de cualquier santo.

Se ubica en el centro de la catedral y está hecho de un mármol traído de Carrara, Italia. En la parte de la superficie tiene un agujero redondo donde les han enseñado a los que laboraran en la catedral, que ahí se encuentra una partícula de uno de los huesos del apóstol San Pedro que se encontraron en las excavaciones que se hicieron en el Vaticano para hacer la dedicación del templo al patrón San Pedro.

Se encuentra por debajo de la imagen del apóstol San Pedro y es llamada La Cátedra de San Pedro. Tiene una imagen de un pastor que carga una ovejita. Es representativa al señor obispo que imparte la cátedra de la evangelización en la catedral para toda la diócesis.

Fue elaborada por un grupo de estudiantes de arquitectura de la Universidad de San Pedro Sula, Usap, con motivo de la fiesta de San Pedro del año pasado. Se encuentra en una urna de vidrio por enmedio del templo.

Ver a la virgen Santa Ana sentada frente a la Virgen María cuando era niña, es muy raro encontrarse en los templos de Honduras; pues casi siempre se observa a la virgen María siempre en edad mayor.

Muchas pinturas de la catedral fueron elaboradas con clara de huevo, agua y óleo de color, por el pintor español Antonio Borguez en 1986 quien murió de cáncer. Borguez fue traído a la catedral por monseñor Jaime Brufau porque vió en él que tenía el arte de saber pintar algo sagrado. Sus pinturas se ubican en la parte de atrás del altar, entre ellas están: El Ábside (donde se encuentra el credo católico y los sacramentos), las capillas del Santísimo, de la Virgen Milagrosa, de San José, de San Vicente de Paúl y el Cristo de la Misericordia, entre otras.

Es como un símbolo de la misión continental de la Iglesia en la evangelización y fue utilizado en la diócesis de la ciudad en la Santa Misión de 2006 que llegó a todos los hogares de las diócesis de San Pedro Sula, que son como unas 36 parroquias.

Es de metal, bien alta y se colocó detrás del escenario donde estuvo el Papa Juan Pablo II celebrando la palabra de Dios y dando un mensaje al mundo obrero de América Latina y del Caribe. Luego, se tuvo la idea de traerla a la catedral y colocarla en el patio norte, frente al parque, para que quedara de testimonio de la venida de un Papa a San Pedro Sula. Esto fue el 8 de marzo de 1983.

Está ubicada por debajo de la catedral y el lugar se conserva pese a grandes temblores que se han sentido en la ciudad. Aquí están depositados los cuerpos de cuatro obispos: Monseñor Juan Sastre, Antonio Capdevilla, José García Villas y Jaime Brufau. En la cripta, todos los lunes se celebra la eucaristía a las 6:40 am y 6:15 pm y permanece cerrada la catedral para que descanse el personal que labora en la misma.

En la capilla de la Virgen de Guadalupe, a su lado, hay cuatro pinturas hechas por un pintor de apellido Zelaya, hombre que aún está vivo. Representa las cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe que tuvo San Diego en México.

Se colocó con motivo de la dedicación de la catedral al Apóstol San Pedro el 27 de septiembre de 1987. Para ello, ese día se celebró una solemne misa presidida por Monseñor Jaime Brufau acompañado de otros obispos, sacerdotes de otras diócesis y toda la feligresía.

Se llama el Señor del Triunfo y es usado en el recorrido que hacen por las calles la feligresía católica al celebrar el Domingo de Ramos en Semana Santa.

Está colocada en un nicho y empotrada dentro de la pared. Se mantiene con luz (foco) todo el día.

Es un confesionario muy antiguo que data desde 1932 utilizado desde la antigua catedral. Es usado los domingos a las 5:00 pm para que las personas se puedan confesar.

Desde el balcón, el Domingo de Ramos el obispo hecha agua bendita a la feligresía que se encuentra en la calle, tras no lograr entrar al templo a la eucaristía, por encontrarse lleno de gente.

Son cuatro campanas que suenan bien bonito cuando son tocadas el domingo o los días de semana para anunciar a la comunidad que en cinco minutos iniciará la eucaristía.