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Antártida, ¿la gran reserva?

  • 13 diciembre 2009 /

Los efectos del calentamiento sitúan a los países ante la disyuntiva de lanzarse a la conquista de recursos cada vez más escasos.

La Antártida se está derritiendo, de eso no hay duda. Y si quedase algún incrédulo acerca de los efectos del cambio climático en las grandes capas de hielo, ya hay varios estudios que ratifican esta situación.

La temperatura aumentó mucho más rápido de lo pensado en la década de los ochenta y se prevé que para el año 2050 el nivel del mar podría crecer hasta cinco metros.

“La península de la Antártida es uno de los lugares donde mayor alza han experimentado las temperaturas, incluso más que en Europa. Es la parte del hemisferio sur que se está calentando más rápidamente”, explicó el doctor Mark Falvey, experto en cambio climático e investigador de la Universidad de Chile.

Península vital
Este fenómeno queda en evidencia con fenómenos como el ocurrido a finales de noviembre, cuando cientos de icebergs procedentes del sector antártico se acercaron a Nueva Zelanda.

Eran masas de hielo que supuestamente comenzaron a separarse en el año 2000 de la gigantesca Plataforma de Ross, cuyo tamaño es igual a la superficie de Francia.

“El cambio global también genera transformaciones en la circulación atmosférica. Los vientos pueden cambiar, entre ellos el Anticiclón del Pacífico Occidental. Una de los fenómenos comprobados es que cuando esos vientos llegan a la Península de la Antártida deben subir una cordillera bastante alta y una vez que bajan, se expanden y hace que aumente su temperatura y la del hielo”, señaló Falvey.

La Antártida tiene las temperaturas más bajas del planeta, alcanza hasta 70 grados bajo cero y vientos de 300 kilómetros por hora. Contiene el 90% de todo el hielo del planeta y es la mayor reserva de agua dulce de la Tierra.

Alarma en la Antártida
Si la capa de hielo se derritiera de esta helada península, todos los océanos se elevarían aproximadamente 70 metros por encima de su nivel actual.

Los resultados de las investigaciones en la zona son cada vez más desalentadoras y representan un desafío importante para los países que hace medio siglo firmaron el Tratado Antártico, un documento que zanjó las disputas en torno a las pretensiones de soberanía y permitió concentrar los esfuerzos en salvaguardar esta capa de hielo que funciona como el termómetro de la Tierra. Sin embargo, los efectos del calentamiento global podrían reavivar antiguas disputas ante la necesidad de echar mano de recursos cada vez más escasos.

La posibilidad de que la tierra cubierta de hielo que compone la Antártida posea combustibles fósiles como petróleo, además de los lagos de agua dulce en su superficie, hace que las ambiciones salgan a flote. La amenaza de que algún país decida desconocer los acuerdos está en la mente de los firmantes de este compromiso, como Chile.

Reserva mundial
“Podría haber un país que se retirase del Tratado Antártico, pero hay un gran presión de la comunidad internacional que ve este continente como el mayor laboratorio científico del mundo”, comentó María Luisa Carvallo, encargada de la Dirección de Medioambiente, Antártica y Asuntos Marítimos, Dima, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

En efecto, la Antártida reúne unas condiciones para la investigación tan peculiares que es como tener un planeta dentro de la Tierra, declaró el director del Instituto Antártico Chileno, Inach, José Retamales.

“La Antártica es como tener a Marte, a temperaturas muy bajas, dentro de la Tierra. Los microorganismos que viven allí no habitan en ninguna otra parte del mundo, no están en el Ártico, porque allí el hielo desaparece y queda la tierra”, dijo Retamales, primer latinoamericano que preside el Consejo de Administradores de los Programas Antárticos Nacionales, organismo integrado por 28 países que se reúne dos veces al año.

Cita en Copenhague
“La península de la Antártida es un lugar bastante emblemático, así que si alguien quiere llamar la atención sobre los cambios más importantes que están ocurriendo en el mundo, seguramente se hará mención de esta zona”, reflexionó Mark Falvey acerca de la posibilidad de que este tema se trate en la Cumbre del Clima de Copenhague. El derretimiento de los polos de debe tomar en cuenta si consideramos que durante este año el nivel del mar ya aumentó en dos metros y medio, según señalan estudios de la Universidad de Maine en EUA. “Un gran problema que tenemos en esta zona es que no hay registro de cambios climáticos. Los campos de hielo, los bosques y varias partes de ecosistemas muy interesantes no cuentan con registros instrumentales que puedan indicar qué tipos de cambios ocurren. Sólo tenemos evidencias indirectas, como que se derriten los glaciares”, indicó Falvey.

“Pero datos duros, como saber qué cambio de temperatura se relaciona con esos efectos o variaciones en las precipitaciones, no tenemos o hay pocos”, agregó .

“Lo más probable es que los intereses de las grandes potencias se vean reflejados en Copenhague. Muchos ecologistas tienen puestas sus esperanzas en que la cumbre toque las conciencias de los países emisores de gases contaminantes.