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'En política soy un hombre progresista, no soy comunista”

  • 26 junio 2017 /

Julio Escoto les recomienda a los políticos aprender a sintetizar, hablar menos y resolver problemas. Es imperativo, advierte, proteger El Merendón para salvar a la ciudad

    San Pedro Sula, Honduras

    Julio Escoto, uno de los escritores hondureños más leídos en América Latina, no solamente escribe novelas y cuentos, como ciudadano analiza la realidad nacional y alberga sueños de transformación. Aferrado en el profundo conocimiento histórico y académico, hace recomendaciones a la sociedad y le advierte sobre los riesgos que corre si, en este momento, no toma medidas, como la de proteger los recursos naturales.

    “Media hora es suficiente para debatir cualquier tema porque las crisis mundiales ocupan media hora más”, dice este rótulo que usted tiene en la pared. ¿Usted escribe mucho y habla poco?

    Dato
    Después de varios años de investigación, en 1990, Julio Escoto publicó el libro El ojo santo, la ideología en las religiones y la televisión, en el cual critica las estructuras religiosas. Las considera entidades de dominio.
    He logrado una capacidad de síntesis. Por muchos años he sido profesor universitario. Logré un poco de método para decir las cosas concretamente. No creo que hable poco, creo que yo hablo mucho.

    ¿Qué debe hacer el ser humano para lograr esa capacidad?

    Ese es un método. Eso lo enseñamos en talleres de creación literaria, por ejemplo. Enseñamos a cómo sintetizar una idea. La primera etapa consiste es extraer el conocimiento, luego hay que verbalizarlo. Ahí viene la parte delicada. Esto se lo explico a los muchachos cuando tengo pláticas con ellos en los colegios: una persona entre mayor dominio del lenguaje tiene (mayor conocimiento de palabras), logra más capacidad para ver y verbalizar el mundo.

    ¿Deben los políticos hondureños, como los diputados, aprender esto?

    Uno de los principios esenciales de la educación francesa es la duda metódica. René Descartes (1596-1650) generó un método en el cual indica que al enfrentarse ante una situación equis, lo primero que uno debe hacer es encontrar la esencia y dudar de ella. Uno comienza a comparar esa situación con otras aledañas para sacar una verdad. El método científico consiste en la observación, análisis y conclusión. El niño francés, desde la escuela, tiene la estructura mental que le permite sintetizar. En los parlamentos europeos dicen las cosas con una frialdad terrible y dureza. Nosotros somos más diplomáticos, queremos dorar la píldora. Esto no es malo, pero lo ideal sería que aprendiéramos a decir las cosas concretamente.

    ¿Las nuevas tecnologías nos obligan a ser más veloces mentalmente?

    Sí, yo creo que sí. Mucha gente de mayor edad se resiste a la tecnología porque obliga a una mayor velocidad de la que habitualmente ha tenido. Lo que está ocurriendo con internet es increíble. Dicen los historiadores que entre la palabra hablada y la palabra escrita, cuando el hombre por primera vez hizo las tablillas de barro allá en la Mesopotamia, transcurrieron 3 mil años, aproximadamente (...). Entre la televisión y la internet, menos tiempo. Entre el internet de los años 80, que era muy lento, a WhatsApp pasaron menos años. A mí me cuesta aprender el uso de algunas aplicaciones, pero mi nieto las maneja a una velocidad increíble. Me dice mi amiga Helen Umaña que cuando está usando MicrosoftWord se traba y tiene que llamar a su nieto para que le explique.

    El ojo santo
    Religión y política Cuando escribía el libro El Ojo Santo, Escoto quedó sorprendido porque en la sede de los Testigos de Jehová, en Nueva York, miró una computadora en cada ventana del edificio.
    Aquí en la pared, tiene un rótulo sobre los insectos de Honduras. ¿Por qué son importantes?

    No sé si la abeja es un insecto. Hay un dato bien bonito, Juan Ramón Molina tiene un poema que se llama La araña: “Ved con qué natural sabiduría las finas hebras a las hojas ata (…)”, por ahí comienza el poema Molina. Más adelante, al final del soneto, dice “ese insecto”. En su tiempo le dijeron a Molina que la araña no es un insecto, sino un arácnido. Entonces, yo no sé si la abeja es un insecto, vamos a suponer que lo es. En este momento, hay una campaña de carácter mundial para proteger a las abejas. En el momento que las abejas desaparezcan, como está ocurriendo por los insecticidas, es probable que la humanidad comience a desaparecer.

    La razón es sencilla: las abejas son las que polinizan, llevan, trasladan el polen de uno a otro árbol, de una a otra flor, y esto permite que las plantas se sigan desarrollando y produzcan frutos, la miel, además. En el momento que desaparezcan las abejas no habrá polinización, no habrá frutos y no habrá vida. Una cosa tan pequeña, como una abeja, es tan capaz para conmover al mundo, a la humanidad, a la Tierra. Yo vivo al pie de la montaña y yo noto que cuando llegué a vivir, hace unos 15, 20 años, había grillos, abejas, mariposas, sapos, ranas, pájaros, tucanes. Ahora hay pocas mariposas, los grillos no se escuchan, ranas hay solo cerca del río. Tucanes no hay absolutamente. Estamos invadiendo su espacio y limitando su hábitat. Tenemos que proteger El Merendón, si no vamos hacia la destrucción de San Pedro Sula

    ¿La debilidad en la educación y el deterioro del ambiente han incidido también para que haya más violencia?

    Sí, claro que sí. Estos factores han incidido y esta violencia a la vez incide para que haya más destrucción ambiental. Un hombre que es capaz de matar a una persona no tiene empacho en matar a un perro, a un pájaro o causar otro daño. El año pasado, en Costa Rica aprobaron una ley que prohíbe tener animales no domésticos en casa. Pueden tener gatos, perros, gallinas, patos, pero no pájaros de la montaña. Está prohibida la cacería (...). Habría que hacer un estudio del aumento del calor en San Pedro Sula desde 1950. Yo sospecho, por mi experiencia personal, puramente empírica, que ha aumentado por la deforestación. Respecto a la educación, José Cecilio del Valle lo dijo muy claro, un pueblo sin educación es un pueblo que no avanza. Todos los países del mundo ponen énfasis en educar a su gente. No solo en educación formal, sino la informal.

    ¿Qué le gustaría que sucediera en Honduras para causar un cambio?

    Al cabo de los años, me di cuenta que mis libros tocaban el mismo tema: la identidad hondureña. El primero trata sobre identidad indígena en Ilama, basado en Los brujos de Ilamatepeque (Ramón Amaya Amador). Mi novela se titula El árbol de los pañuelos. Me di cuenta que tengo mucha preocupación por ese tema y hay que fortalecerlo. Y hay una razón básica: un pueblo que no se conoce a sí mismo es difícil que sea solidario consigo mismo. Honduras traía un desarrollo rural hasta 1960, por ahí. Entonces comenzó a cambiar el equilibrio y comenzó a aumentar la urbanidad.

    En este momento estamos en 50% y 50%. La comunidad rural tiene un manejo de una cultura de valores bien equilibrada y bien establecida, no quiere decir que los valores rurales sean buenos en un 100%, hay machismo y otras cosas negativas, pero tienen bien establecidos sus cánones. En una comunidad rural, si alguien se roba una gallina queda marcado como un roba-gallinas para siempre y nadie le permite que se acerque al gallinero. En sociedades urbanas los valores cambian constantemente. Están variando, sobre todo con el influjo cultural externo. La televisión ha hecho un daño terrible.

    En algún artículo he declarado a los dueños de televisoras como enemigos públicos de la cultura.

    ¿Cómo se desempeñan los elementos que integran la identidad hondureña?

    El estudio de la identidad nacional considera cuatro o cinco sectores: el territorio, la historia, el idioma y la fe. El territorio es básico. Nosotros decimos que “somos hondureños y Francisco Morazán es hondureño”. El tercer elemento es la lengua: hablamos español. Honduras tiene 7 pueblos originarios, aunque los garífunas llegaron después. Hablan un poquito sus idiomas, pero la mayoría hablamos español y eso nos da unidad. El cuarto elemento, la fe en un Dios.

    ¿Qué ha pasado en los últimos años?

    En el caso del territorio, ha habido riesgo de entrega a fuerzas externas. En los ochenta, Roberto Suazo Córdoba entregó parte del oriente a la contra de Nicaragua.

    Entregó Comayagua al ejército norteamericano. Hubo un día que cayeron tres mil paracaidistas en la base de Palmerola sin el permiso del Gobierno. Ha entregado pedazos del territorio marítimo y terrestre. Ese elemento de cohesión ha comenzado a romperse. Las ciudades modelos no son más que una entrega del territorio a fuerzas extranjeras. Eso va rompiendo nuestra identidad. Nos vamos a la historia, la historia se enseñaba permanente en los colegios. Tenían la clase de Cívica y Moral para reforzar el conocimiento histórico y se quitó esa clase.

    Se redujo la enseñanza de la historia. También se está rompiendo ese valor. El valor del idioma, afortunadamente, el hondureño habla muy bien. Son dos pueblos en América Latina que hablan mejor español desde hace mucho tiempo. Está reconocido que son los colombianos y los hondureños. No es pedantería, los lingüistas lo dicen.

    ¿Cuáles son los temas que evita en entrevistas?

    Hay dos temas que no me gusta tratar por respeto a otras personas: política y religión, pero estableciendo las bases iniciales lo puedo hacer. En política yo me reconozco como un hombre progresista, no como un hombre conservador. No soy comunista. En el plano religioso, me declaro creyente, pero no creo en estructuras religiosas. No creo en curas, no creo en pastores.

    ¿Cuál es el objetivo de esas estructuras?

    Tienen un objetivo político y económico. La Iglesia Católica reinó en América Latina hasta los años 70. En Estados Unidos vieron que los pueblos de América Latina eran pasivos en el tema industrial, comercial. Había que empujarlos. Entonces, Alianza para el Progreso introdujo el evangelismo como agente de cambio. En los años 80, lo hicieron con sentido de denominación.

    Entraron 78 líneas religiosas evangélicas para hacer una dominación mental en el país. Con el Consenso de Washington quedó claro que es un instrumento. No estoy diciendo que la católica es mejor. Jimmy Swaggart se hizo millonario con lo más noble y lo más puro del ser humano. El ser humano tiene el sueño de encontrar una fuerza divina para desarrollar la vida y superar la muerte.