La despidieron tras servir en pandemia, ahora se gradúa de enfermera
Luego de quedar desempleada, Blanca Estela Pérez emprendió vendiendo galletas para pagar las terapias y medicamentos de su hijo diagnosticado con parálisis cerebral. A sus 40 años decidió estudiar enfermería para darle un mejor futuro a su pequeño.
- 12 diciembre 2023 /
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1 / 13Dicen que no existe una fuerza más poderosa en este mundo que el amor de una madre, y fue justo el amor por su hijo de 13 años, diagnosticado con parálisis cerebral, autismo y epilepsia focal, el que llevó a Blanca Estela Pérez a estudiar enfermería a sus 40 años.
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2 / 13La sampedrana, quien es Bachiller Técnico en Computación, laboraba como auxiliar de archivo a medio tiempo en un centro de salud, hasta que en marzo 2020, durante la emergencia del Covid-19, fue contratada como promotora de salud del programa Fuerza Honduras, financiado por el BID.
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3 / 13Blanca contó que, aunque le daba temor contagiarse, aceptó el empleo porque la Secretaría de Salud, a través del PCM 47-2020, “prometió plazas a todo el personal de primera línea” y ella necesitaba un trabajo estable para acceder al Seguro Social y pagar las terapias de su hijo.
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4 / 13Durante su tiempo en el cargo, Pérez tuvo que realizar trabajos incluso de enfermería, debido a que los contagios entre el personal de salud iban en aumento.
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5 / 13No obstante, en agosto de 2021, ella y sus compañeros del programa fueron despedidos, debido a que “ya no había presupuesto” para pagar sus honorarios.
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6 / 13Tras quedar desempleada, Blanca comenzó a vender galletas para pagar el tratamiento de su hijo. Relató que todas las noches hornea las galletas, pan y pasteles para hacer sus entregas el día siguiente en San Pedro Sula, donde viven la mayoría de sus clientes.
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7 / 13Reveló que al año invierte un aproximado de L400,000 en la salud de su hijo, por lo que la meta diaria es vender 210 galletas, además de las noches benéficas y bingos solidarios que realiza mensualmente.
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8 / 13“Llevo a Eduardo José a terapias de autismo a El Progreso, Yoro todas las semanas. Nos toca viajar hasta El Salvador para acudir a citas médicas unas cuatro veces al año y lo llevo a Roatán cada tres meses para que reciba las delfinoterapias que indicó su médico, así que invierto casi L400,000 al año en su salud”, detalló.
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9 / 13En sus múltiples esfuerzos para que su hijo tenga una mejor calidad de vida, Pérez decidió emprender un nuevo reto este año y se matriculó en un técnico en Enfermería Auxiliar a sus 40 años.
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10 / 13Blanca expresó a LA PRENSA que este año ha sido difícil y el tiempo para descansar ha sido nulo, ya que logró encontrar un trabajo temporal de 8:00 am a 5:00 pm, por las noches hornea galletas y las entrega el siguiente día. También lleva a su hijo a terapias y estudia los fines de semana.
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11 / 13No obstante, manifestó que “cada esfuerzo ha valido la pena”, ya que ha visto mejorías en la salud y estado de ánimo de su pequeño.
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12 / 13“Todo lo que hago es por él, verlo como ahora sonríe es mi mejor recompensa”, dijo entre lágrimas.
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13 / 13También expresó que se siente orgullosa de graduarse como enfermera auxiliar a sus 40 años este próximo sábado 16 de diciembre, aunque le preocupa que no le renueven su contrato y no poder encontrar un empleo permanente que le permita acceder al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), de donde obtiene el medicamento para su hijo actualmente.