Pandillero confiesa haber asesinado a 500 personas desde megacárcel de Bukele

Tras una ardua lucha contra las pandillas en El Salvador, se ha desatado una controversia enfocada en las funciones del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), conocido como la “megacárcel” del presidente Nayib Bukele, donde están recluidos los criminales más peligrosos del país.

Uno de ellos es Alex Alfredo Abrego Abrego, quien asegura haber asesinado a 500 personas durante su vida en la Mara Salvatrucha (MS-13).

A los 43 años, Abrego cumple una condena de más de 1,500 años. Con la cabeza rapada, el cuerpo tatuado y una mirada fría, describe su trayectoria criminal con una mezcla de remordimiento y resignación.

“Estoy aquí porque cometí errores. Fui pandillero, y ser pandillero significa obedecer, matar, extorsionar y sobrevivir”, confesó en una breve entrevista con el periodista Andrés Klipphan.

Abrego ingresó a la pandilla a los 14 años tras superar un brutal rito de iniciación conocido como “brincar”, donde recibió una golpiza de 16 segundos.

El paso final para su aceptación fue asesinar a una persona, una práctica común que asegura la lealtad a la organización. “Desde ese momento, aprendí a matar sin sentir nada. Era parte de mi vida”, recordó.

Con el tiempo, ascendió en la estructura criminal, participando en extorsiones, secuestros y tráfico de drogas. Su confesión de haber matado a 500 personas evidencia la magnitud de la violencia ejercida por las pandillas en El Salvador, un país que, según estimaciones oficiales, ha perdido a más de 120,000 personas a manos de estas organizaciones.

La megacárcel de Bukele, inaugurada en 2023, alberga a más de 40,000 pandilleros bajo estrictas medidas de seguridad. Los reos están privados de visitas familiares, acceso a dispositivos electrónicos y alimentos proteicos.

Según el director del CECOT, Belarmino García, los internos reciben raciones mínimas de arroz, tortillas y frijoles, en un intento por despojar a los pandilleros de cualquier privilegio.

Las condiciones dentro del CECOT están diseñadas para quebrar psicológicamente a los prisioneros: las luces permanecen encendidas las 24 horas, el contacto humano es limitado y las cadenas son una constante en su día a día.

“Los que tenemos aquí son asesinos seriales, psicópatas que aterrorizaban al país. No hay espacio para el arrepentimiento”, afirmó García.

A pesar de su condena, Abrego tiene un mensaje para los salvadoreños: “No sigan este camino. Van a terminar aquí, como yo, pagando con su vida cada crimen cometido. Es un calvario eterno”.

Mientras tanto, el gobierno de Bukele asegura que su política de “mano dura” es el precio necesario para erradicar a las pandillas.

Sin embargo, el Estado de Excepción, que permite detenciones arbitrarias y la intervención de comunicaciones, ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos que denuncian abusos y violaciones a las garantías fundamentales.